lunes, 25 de enero de 2010

Me quedo con el ejemplo de Amanda.

Por Carolina (?)

No seré yo, quien deje de reconocer el sacrificio y la injusticia por las que personas transexuales tuvieron que soportar en este y otros tantos paises por su condición de género; su valentía, su tesón y eliminación inmediata de cualquier derecho, incluso humano por ser una mujer u hombre transexual. Solo puedo sentir agradecimiento y cariño hacia ellos y ellas. Y este reconocimiento es incondicional.

Como defensora que soy del derecho a la libertad de expresión, aunque no me guste lo que escuche o lea; Manuela tiene todo el derecho a escribir su opinión respecto al tema del asunto.

No estoy en absoluto, y en nada de acuerdo con ella. Pienso que, ojalá tuvieramos muchas Amandas que poder poner como ejemplo a esta sociedad hipócrita, de lo que somos, valemos y aspiramos las mujeres y hombres transgéneros y transexuales.

A diferencia de Manuela, yo no baso la transexualidad de una persona ni en el tiempo histórico, ni en la edad de la misma. Ni si quiera en el sufrimiento que la sociedad la haya hecho pagar mediante abusos, violaciones o negaciones de derechos fundamentales. La baso fundamentalmente en un sentimiento de identidad y en su compromiso ejemplar para que en el futuro no ocurran más veces, las cosas que Manuela nos cuenta acerca de ese pasado horrible que tuvieron que pasar aquellas que iniciaron su proceso transexualizador en tiempos muchisimos más duros que estos. Y Amanda Simpson es un ejemplo de ello y su trabajo para NTCE en su equipo directivo ha sido francamente fructífero para que en muchos estados de la Unión, las personas transexuales tengan reconocidos sus derechos fundamentales.

Mezclar el odio a la monarquía, al capitalismo, al bipartidismo existente, a la industria armamentística, etc. con el ejemplo que Amanda nos da a las personas transgéneros y transexuales (y al resto de la sociedad) para demostrar que hoy en día, quien vale en la vida, aquel o aquella que tiene un currículo tan espectacular como el que ella puede poner encima de la mesa; lo haya podido hacer antes o despues de su transición (a mi al contrario de Manuela eso me da igual); puede llegar a puestos de importancia impensables hace tan solo unos pocos años para una persona transexual y exponerlo y exponerse como ejemplo, para avanzar en los derechos de la personas trans, precisamente para evitar que se las vuelva a mandar a las tinieblas de la marginalidad; me parece una terrible equivocación.

Yo, mujer transgénero que hizo a edad muy adulta su transición; que estoy absolutamente integrada tanto en la sociedad que me circunda; así como en mi puesto de trabajo, donde no he recibido ningún tipo de discriminación por parte de nadie; sino más bien todo lo contrario. Que en definitiva vivo bastante feliz acompañada por mi mujer, no en un gheto, sino en una sociedad (bastante hipócrita a veces, eso si); y que por supuesto no represento a nadie más que a mi misma con mis actos diarios. Estoy con Amanda.

Yo no se; porque no soy quien para opinar si Manuela tiene envidia de la nueva consejera de la Administración Obama, eso será ella quien lo sabrá. Pero aunque solo sea por su currículo profesional y por su entrega en la lucha de los derechos para las personas trans en EEUU, por su ejemplo, lo único que puedo decir es que ¡YO SI!.

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