sábado, 16 de enero de 2010

Transexualidad: Paloma Pedrero opina que "el cuerpo no tiene nada que hacer contra el cerebro y el alma."


¿Quien es ella?, pues Paloma Pedrero nació en Madrid en 1957. Desde muy joven se sintió atraída por el teatro y actuó en representaciones escolares. Pero el camino para llegar a su vocación artística fue difícil, pues, como ella misma nos cuenta, "la necesidad de dinero en casa hace que a mis diecisiete años, de aquella época, mis padres me colocaran como auxiliar de clínica en un hospital dedicado a la Obstetricia y la Ginecología [...]. Allí atendí y consolé a mujeres moribundas, antes de haberme preguntado realmente qué era eso de la muerte. Allí tuve un aprendizaje veloz y doloroso que me hizo más persona" .

Simultáneamente a su trabajo en la clínica, cursó estudios de Sociología en la Universidad Complutense; y su predilección por el teatro la llevó también a realizar estudios de Interpretación y Dirección de Escena, así como de Técnica de la voz. De 1978 a 1981 formó parte del grupo de teatro "Cachivache". Tanto la experiencia vivida como su educación formal se desarrollan en función de su vocación artística: "Lo que escribo y yo misma es la historia de una pasión que se ha convertido en fusión. Es una amalgama inseparable" (23).

La actividad de Paloma Pedrero es multifacética. Ella es dramaturga, pero destaca igualmente como actriz, por el valor de los papeles que ha representado en el teatro y en el cine; también por su labor como directora de obras teatrales y como ensayista por sus colaboraciones en El Mundo, ABC, La Razón, entre otras publicaciones.

Desde sus primeras obras, Pedrero añade un rasgo femenino aplicado al teatro que surge renovado después de la dictadura de Franco (1936-1975). Se trata de un rasgo de subversión de los papeles tradicionales asignados a la mujer. Es además una lucha por hacer del teatro, como espacio público antes reservado para los hombres, una plataforma donde las mujeres podían expresarse dramáticamente.

Con respecto al caso de la intervención de reasignación llevada a cabo en una adeolescente, ella opina lo siguiente:

"Parece que nos gusta la polémica. Opinar de todo. Casi siempre sin saber de casi nada. Movidos por credos o informaciones parciales e interesadas. ¿Interesadas? ¿Se puede convertir un asunto tan trágico como el que una persona se sienta hombre y tenga cuerpo de mujer, o viceversa, en una cuestión política? No, por favor, no seamos canallas.

Lo primero y fundamental es respetar la experiencia y el conocimiento de los afectados y los expertos. Son los psiquiatras, los cirujanos, los endocrinólogos y, sobre todo, los transexuales los que pueden decir y reclamar. Y si el transexual es menor de edad e inmaduro o si los médicos tienen dudas, contar con la opinión de los padres, o esperar. Los demás, políticos, periodistas, legisladores…, tendremos que tener humildad. Sólo los que sufren la tragedia, y la transexualidad incomprendida lo es, saben lo que necesitan para poder vivir como seres humanos íntegros.

He conocido muy bien dos casos. Uno era el de una mujer que fue al ginecólogo, con el que yo trabajaba como enfermera, porque no le venía la regla. Se la estudió y se vio que genéticamente era varón y que tenía los genitales dentro del cuerpo. Fue allá por el año 1980 y, sin embargo, el especialista no dudó de que esa persona sentía como mujer y que eso era. La operó y le hizo una vagina. Era lo que ella quería.

Tengo otra amiga mujer, ella así lo siente y los demás no tenemos ninguna duda; sigue sin poder tratarse. Sus condiciones económicas y personales son precarias y los tratamientos costosos. Pero aunque tiene cuerpo de varón, nadie diría que lo es. Ella es ella.

Porque el cuerpo no tiene nada que hacer contra el cerebro y el alma. Por eso tenemos que dejarnos de pamplinas y ayudar a los que padecen este sufrimiento. A luchar por sus derechos y a quererlos como son. Y con lo que requieren"

La escritora ha dicho.

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