Patricia Luna
BBC Mundo
En conversación con BBC Mundo, Tamara Adrián, copresidenta para América Latina de la Asociación Internacional de Gays y Lesbianas, explica que "a los 4 ó 5 años hay un temor evidente de que hay algo que no está funcionando de la forma en que funciona para otras personas".
"A partir de ahí es como armar un rompecabezas, yo trataba de encontrar una explicación pero no la tenía", agrega.
La mayoría de los transexuales definen la adolescencia como un período clave en la construcción de su identidad, cuando las sospechas se confirman y no pueden dejar de afrontar que el sexo biológico con el que nacieron no se corresponde con el que sienten.
Aunque muchos de ellos identificaron el problema mucho antes, a la temprana edad de 3 años.
"Cuando eres un niño te comportas tal y cómo te sientes, pero en la adolescencia cuando empiezas a madurar y relacionarte con más personas de tu edad y a rechazar los cambios que se producen en tu cuerpo, comienza el conflicto, la frustración, la tristeza y otra serie de problemas", le explica a BBC Mundo Cristina Gimeno, secretaria de la organización Transexualia en España.
Además, es durante la adolescencia que el cuerpo se transforma más visiblemente, se arma para dar forma a los instrumentos que van a definirnos antes que ninguna otra cosa: nuestro género. Y es el punto de partida que marca el inicio de una espiral de marginalización.
Autoexclusión escolar
"Muchas de las chicas no terminan sus estudios, la prevalencia de la prostitución en los travestis, a los 14 ó 15 años están trabajando y no quieren ir al colegio, porque también ya están afeminados sus cuerpos, ya tienen siliconas, prótesis, y en el colegio no les aceptan porque son escandalosas y dicen que los chicos se van alborotar", afirma Gaby Mariño, de la Asociación Ángel Azul de Perú.
Sus declaraciones aparecen en Translatina, un documental que recoge entrevistas a personas de 15 nacionalidades sobre la realidad de la comunidad "trans" (transexual, travesti, transgénero) en América Latina, auspiciado por la Organización Panamericana de Salud (OPS), el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y ONUSIDA.
El rechazo en la escuela, y con él, la autoexclusión escolar condena a trabajos poco cualificados, la prostitución, la marginalización, la exclusión, la calle... La historia es conocida.
"Las personas trans en el momento de transición que se inicia en la adolescencia son extremadamente vulnerables, porque también son detectables", afirma Tamara Adrián.
"Una de las consecuencias inmediatas es la carencia de estructuras de apoyo de grupos sociales de referencia y de abandono total, porque los jóvenes no tienen dónde ir, los padres los echan, las escuelas los rechazan y se enfrentan a una situación de calle donde la supervivencia depende del sexo. Es una población con niveles educativos bajos porque el sistema social les ha bloqueado las oportunidades", afirma Rafael Mazin, de la OPS, a BBC Mundo.
Automedicación
Es en la adolescencia también cuando comienzan a automedicarse. Un altísimo porcentaje de la población transexual, casi su totalidad, se autoinyecta hormonas, siliconas u otros implantes sin ningún tipo de supervisión médica.
Las personas trans en el momento de transición que se inicia en la adolescencia son extremadamente vulnerables, porque también son detectables
Tamara Adrián, copresidenta para América Latina de la International Lesbian and Gay Law Association.
El peaje de este proceso de construcción corporal en términos de salud es tan alto que, a algunos de ellos, les costará la vida unos años más tarde.
"En Argentina, el centro de salud de la provincia de Rosario opera en el sistema público una cirugía de reparación de las terribles consecuencias de hacerse tratamientos sin supervisión médica, porque esa silicona inyectada directamente en el músculo puede infiltrarse al torrente sanguíneo y tiene graves consecuencias para la salud, incluso la muerte", le relata a BBC Mundo Esteban Paulón, secretario general de la Federación de Gays, Lesbianas, Bisexuales y Trans de Argentina.
A todo ello se le suma el desamparo de una sociedad que no presta la suficiente atención a su problema.
Se ignora tanto a este colectivo que ni siquiera existen cifras verificables de ninguno de los problemas a los que está expuesto: ni de la incidencia de enfermedades como el SIDA, ni de la mortalidad por la automedicación, ni mucho menos, las muertes que se producen por agresiones transfóbicas.
"En el caso de la familia es extraordinariamente complejo encontrar aceptación, sobre todo de chicos que tienden a gravitar hacia la identidad femenina, porque el caso contrario tiene menor desaprobación social", afirma Mazin.
Falta de tejido social
¿Cuáles son los mecanismos que existen en América Latina para apoyar a las personas que empiezan a sentir esa disonancia? ¿A dónde pueden acudir?
De momento no hay muchos. Las opciones son tan distintas como las distintas realidades culturales y sociales que se encuentran en América Latina.
Aunque se han producido avances en la legislación a favor del matrimonio entre personas del mismo sexo en países como Argentina, Uruguay o México y, del otro lado del Atlántico, Portugal y España, muchos señalan enseguida que la realidad de los homosexuales y sus problemas sociales son muy distintos de la comunidad "trans".
Y también son mucho más fáciles de entender para la mayoría de la población, ya que dentro de la comunidad "trans" se abarca un amplio abanico de opciones sexuales extremadamente compleja.
No hay una fórmula que valga para todos, ni todos sienten de la misma manera. Hay quien se siente mujer en un cuerpo de hombre u hombre en un cuerpo de mujer, hay quienes no.
Humillación cotidiana
La realidad de los trans no deja de ser difícil. "Nuestro cuerpo, nuestras sexualidades no las define un pene o una vagina", asevera Paulón. Estebán Paulón, Federación de Gays, Lesbianas, Bisexuales y Trans de Argentina.
Hay países, como Uruguay, donde una reciente legislación permite a las personas que expresen un género diferente al cual consta en su documentación, acceder al reconocimiento de su identidad de género, obteniendo un cambio de nombre en la cédula personal y resto de papeles oficiales de acuerdo con el sexo sentido y expresado.
En la vecina Argentina, a pesar de que se hayan legalizado las parejas de matrimonios homosexuales, el avance de las leyes de identidad de género no ha corrido en paralelo. Hoy por hoy sólo se puede operar para realizar la resignación sexual alguien que haya recibido una sentencia judicial previa muestra de sólidos documentos que prueben el deseo de la personas para conseguirlo.
Y en la mayoría de los países de América Latina las personas "trans" tienen que someterse a la humillación cotidiana de que el nombre en su cédula personal no coincida con el que usan, y a sufrir el escarnio público en consultas de médicos, aduanas y otros lugares públicos.
"En general la región transita hacia un nivel de reconocimiento de protección de la identidad de las personas transexuales, pero donde no se ha hecho demasiado todavía es en el ámbito de la discriminación", concluye Adrián.
Travesti. Sólo necesitan trasvertirse y utilizar las ropas, el maquillaje o la indumentaria del otro sexo pero no se someterían a una operación de reasignación de sexo. A veces se someten a terapias hormonales. Puede ser un estadio inicial de cualquiera de las otras dos condiciones.
Transgénero. Un estadio entre medio de los dos anteriores, se encuentran a gusto con sus genitales pero se comportan de una forma asignada socialmente al sexo contrario. En la mayoría de los casos requieren terapias hormonales o de cirugía estética.
Transexual. Persona que no se siente de acuerdo al sexo biológico con el que nació. Se busca normalmente una intervención quirúrgica de reasignación de género.
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