Los activistas por los derechos de las personas transgénero y/o transexuales, dicen que Argentina sentó un precedente mundial al conceder a sus habitantes el derecho a cambiar legal y físicamente su identidad genérica sólo por desearlo, sin tener que someterse de antemano a procedimientos judiciales, siquiátricos y médicos degradantes.
La ley sobre identidad de género que fue aprobada el miércoles por la noche en el Senado por 55-0 es la más reciente de las medidas osadas en el terreno social del gobierno argentino, que también legalizó el matrimonio homosexual hace dos años.
Estos cambios afectan principalmente a grupos minoritarios, pero son fundamentales —afirmó la presidenta Cristina Fernández— para una sociedad que todavía está conmovida por las violaciones a los derechos humanos de la dictadura de 1976-1983 y el paternalismo de la Iglesia Católica.
Activistas y académicos que han estudiado las leyes y costumbres sobre identidad de género en el mundo dicen que ningún país ha ido tan lejos como Argentina para permitir la autodeterminación en la materia. Aun en Europa, los transgenéricos deben someterse a exámenes físicos y mentales antes de recibir beneficio del seguro de salud para los tratamientos de cambio de sexo.
La ley argentina también es la primera en dar a los ciudadanos el derecho a cambiar su género legalmente sin cambiar sus cuerpos previamente, dijo Justus Eisfeld, codirector de Acción Global para la Igualdad de Género, en Nueva York.
"El hecho de que no haya ningún requisito médico —ni cirugía, ni tratamiento hormonal ni diagnóstico— es único en el mundo. Está años luz adelante de la gran mayoría de naciones, incluso Estados Unidos y significativamente por delante aun de los países más avanzados", afirmó Eisfeld, que estudió las leyes sobre el tema de los 47 países del informe del Consejo de Europa sobre derechos humanos.
Marcela Romero, que nació varón pero se sometió a una operación de cambio de sexo hace 25 años, tuvo que pasar 10 años acudiendo a los tribunales en Argentina hasta que un juez ordenó al registro civil extenderle un nuevo documento de identidad como mujer. "Es algo humillante. Muchas de nosotras tuvimos que soportar exámenes siquiátricos y físicos", dijo a The Associated Press el jueves. "Con esta ley no tenemos que pasar más por esto".
Romero, de 48 años, dijo que conoce a 40 personas que también tuvieron que conseguir aprobación judicial para las operaciones de cambio de sexo y que todavía están en listas de espera. La ley seguramente les ayudará a conseguir el tratamiento que necesitan, confió.
Romero dirige la Asociación de Travestis, Transexuales y Transgéneros de la Argentina (ATTTA), cuyo equipo legal contribuyó a redactar la ley con la ayuda de una coalición internacional de grupos activistas que presionan a los gobiernos para permitir que la gente misma determine su propia identidad de género.
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Las periodistas de The Associated Press Anita Snow en la Ciudad de México y Almudena Calatrava en Buenos Aires colaboraron para este despacho.
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