El Senado de Argentina analizará en los próximos días la Ley de Identidad de Género en una de sus sesiones. De ser aprobada otorgaría a los transexuales el derecho a rectificar el nombre y el género con los que fueron registrados y tener un DNI con sus nuevas identidades.
Mientras unos consideran que el libre albedrío debe incluir también cuestiones de género, otros se oponen rotundamente a aceptar el tema. La sociedad argentina sostiene fervientes discusiones en torno al tema.
‘Dos cuerpos, un alma’
‘Dos cuerpos, un alma’ es un título que Alejandro Iglesias, transexual, eligió para el libro en el que cuenta su historia. Es el relato de un hombre que habiendo nacido con cuerpo de mujer tuvo que empezar desde la infancia a luchar por su derechos a ser hombre. Según él, sufría hasta en las filas de los baños públicos ya que aunque le correspondía el de niñas, “sentía que debía ir al baño de niños”.
Gracias al apoyo de su familia, Alejandro decidió exponer su caso para generar un debate sobre la transexualidad. También participó en la versión argentina del reality show ‘Big Brother’, convirtiéndose en uno de los personajes favoritos del programa y consiguió poco después por la vía judicial el documento que refleja su verdadera identidad. Esto lo impulsó a seguir luchando por quienes comparten su situación, pero no sus posibilidades.
Polémica en la sociedad argentina
El Estado argentino también decidió abordar el problema de los transexuales. En los próximos días, el Senado del país votará la Ley de Identidad de Género, una medida que a pesar de contar con un consenso mayoritario, encuentra resistencia en una gran parte de la sociedad, que rechaza este tipo de cambios o plantea dudas sobre su conveniencia. Sin embargo, los que están a favor de la nueva norma destacan sus méritos: protege la salud de las personas trans y da garantías para que se sometan a operaciones totales o parciales de cambio de sexo.
Se calcula que la transexualidad comienza a manifestarse entre los ocho y los nueve años de edad y se asume cabalmente en la adolescencia, originando marginalidad y expulsión del sistema educativo. En Argentina más del 60% de los travestis no completó la escuela primaria y el 95% se dedica a la prostitución, una actividad que según reconocen los informes oficiales no tiene que ver con una elección sino con la discriminación en el mercado laboral. Por eso se crean en el país colegios orientados a que esta comunidad pueda completar sus estudios respetando sus preferencias.
Ahora la palabra ‘educar’ tiene un doble sentido para los travestis argentinos. Por un lado significa facilitar el acceso a las personas trans a los estudios y la capacitación que les permita en el futuro ingresar al mercado laboral con mejores herramientas. Pero por otro lado, implica el reconocimiento a una lucha que ellos ya conocen muy bien: educar a la comunidad en general para combatir la ignorancia y fomentar el respeto y la tolerancia, dos valores fundamentales de una sociedad más igualitaria.
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