Delito de discriminación está previsto en el Código Penal del Distrito Federal
Ciudad
de México.- “¡Pinche puto, no sabes con quién te metes! ¡Mi palabra
vale más que la tuya!”, fueron las agresiones verbales que Brissa, mujer
transexual, recibió por parte de José Luis González Bautista, oficial
de la policía del Distrito Federal, por lo que decidió demandarlo
penalmente por discriminación, abuso de autoridad y amenazas.
Asesorada por las organizaciones civiles Prodiana y
Transgénero Hidalgo, Brissa acudió ayer a las instalaciones del
Ministerio Público de la Unidad Especializada para la Atención a
Usuarios de la Comunidad LGBTTTI, ubicadas en Génova número 30, Zona
Rosa, para ratificar su denuncia en contra del servidor público.
El pasado 19 de marzo, mientras Brissa y dos amigas
transexuales caminaban por la calle, fueron molestadas por un grupo de
hombres empleados de una vulcanizadora. De acuerdo con el testimonio de
Brissa, insultos como “hombres con chichis” eran frecuentes cada vez que
ellas pasaban por esa calle; sin embargo, ese día la agresión llegó más
lejos, pues uno de los hombres arrojó una piedra que golpeó a Brissa en
la espalda.
Fue entonces que ella se comunicó al número 066, servicio de atención a llamadas de emergencia de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal, para pedir ayuda, y al poco rato dos policías en una patrulla arribaron al lugar.
Brissa y el agresor fueron llevados al Juzgado Cívico
CUH-8 para rendir su declaración; sin embargo, según lo relatado por
Brissa, el policía no dejó de agredirla y tratarla discriminatoriamente
en todo momento.
“Me hablaba en masculino, se burlaba de mí, me decía que
iba a voltear las cosas para que pareciera que yo era la responsable de
todo el relajo; ‘no sabes con quién te estás metiendo, mi palabra vale
más que la tuya’, me decía”.
Brissa recordó que, ya en el juzgado, el hombre de la
vulcanizadora aceptó su culpabilidad, dijo no querer más problemas y
pagó una multa administrativa.
No obstante, Brissa, acompañada por Prodiana AC,
acudió al ministerio público para poner una denuncia penal en contra de
González Bautista, misma que ayer fue ampliada y ratificada, con lo que
se abrió una averiguación previa con el número
FCH/CUH-5/T3/00564/13-03, que servirá para iniciar el procedimiento
legal y sancionar al servidor público.
Cabe señalar que además de estas acciones, ya fue presentada en la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal
una queja con el número de folio 13/1879, en la que solicitaron medidas
cautelares para proteger a Brissa, debido a las amenazas que recibió
por parte del policía.
Sobre este acontecimiento, Gloria Hazel Davenport,
directora del Programa de Derechos Humanos, Género y Sexualidad de
Prodiana AC, señaló que es necesario que las personas trans empiecen a
utilizar los instrumentos jurídicos que tienen a su alcance para ser
protegidas.
“Consideramos que es muy importante que una mujer trans
haya tenido el valor suficiente para poner la denuncia; por eso, Diana
Sánchez Barrios, directora de Prodiana, quiere que difundamos este caso
con otras mujeres trans trabajadoras sexuales, para que sepan que pueden
defender sus derechos, y exhortarlas a que pongan quejas y denuncias
contra cualquier persona que las agreda”.
Por último, la activista mencionó que si bien muchos
policías en el DF ya han sido denunciados por abuso de autoridad, esta
es la primera vez que una mujer trans pone una demanda penal en contra
de uno por el delito de discriminación, con base en el artículo 206 del
Código Penal del DF, que tipifica expresamente este delito.
26/03/2013 Es un hecho que la institución escolar sigue contribuyendo a convertir la diversidad sexual y de género en desigualdad. Las personas trans suponen un desafío para la normativa de género que impera en los centros educativos
(al igual que en el resto de la sociedad) al encarnar una ruptura
inesperada de las barreras infranqueables que separan a la población
desde la infancia en dos categorías sexuales, hombres y mujeres,
perfectamente diferenciadas y jerarquizadas. Cuando esta ruptura tiene
lugar en la escuela, desencadena situaciones de violencia y acoso escolar de carácter transfóbico,
que, aunque puedan parecer insignificantes en lo cuantitativo (afectan a
una minoría), cualitativamente no lo son: ni por el sufrimiento
individual que generan ni por la regulación social excluyente a la que
obedecen.
