viernes, 8 de marzo de 2013

México: Quebranto aborda la compleja vida de un niño actor, mujer transgénero de adulta

El documental hace un viaje por el juego emocional de dos personajes, madre e hijo, que en su historia han tenido momentos afortunados, terribles y reveladores, explica el realizador
Jorge Caballero, enviado

Guadalajara. Hace 10 años, durante la filmación de El mago, el productor Roberto Fiesco conoció a la actriz Lilia Ortega, una septuagenaria que le pidió aparecer en los créditos de la cinta con el agregado de Doña Pinole. Fiesco tenía atesorado el recuerdo de un niño actor en la década de 1970, llamado Pinolillo. Le preguntó a la mujer si había una relación y ella despejó la incógnita: eran madre e hijo.

Después de unos 15 días del encuentro con Lilia Ortega, el productor conoció a Pinolillo. La imagen del niño desapareció de la mente del productor instantáneamente: frente a él estaba una rubia de 1.75 metros, que se hacía llamar Coral Bonelli.

Las múltiples posibilidades de filmar la historia de esa transformación, de lo que había entre el recuerdo y lo que tenía frente a él, se concretó en Quebranto, proyectado en el 28 Festival Internacional de Cine en Guadalajara.

El entrevista con La Jornada Fiesco: De entrada me pareció interesante el contraste físico de Coral, alta, rubia, gruesa, y su madre, muy pequeña y delgada. Durante cuatro o cinco años no dejé de pensar en cómo sería contar esa historia. Finalmente, en un arrebato fui a Garibaldi, donde viven, y las entrevisté. Ellas me contaron muchas cosas de su carrera, de su vida, y quedé fascinado, porque había una mejor historia, con muchas cosas que me interesaba contar: la relación de una madre con su hijo/hija, la transformación de Fernando García (Pinolillo), actor infantil, a un transgénero, y toda una vida alrededor del cine hace 40 años... Estos elementos me interesaron muchísimo para hacer un trabajo.

Elementos fundamentales

El también comentarista del programa sabatino Cinesecuencias radio mencionó: “En ese momento no supe qué tipo de formato haría; sólo tenía claro que aparecería parte de Caridad, el episodio que hizo Jorge Fons para la cinta Fe, esperanza y caridad, porque me parecía un juego de espejo interesante, pues la niñez de Fernando, Pinolillo, se parece mucho a la representada en ese episodio y, por otro lado, la cinta tiene una canción de Rubén Fuentes y Martha Roth, interpretada por Marco Antonio Muñiz, que tenía que estar en cualquier cosa que hiciera”.

Fiesco agrega: “A partir de esos dos mínimos elementos todo empezó a crecer conforme me di cuenta de las aristas que tenía la vida de estos personajes, pues sufrieron muchas más transformaciones a lo largo de sus vidas, de los quebrantos que enfrentaron: la muerte del hijo/ hermano en el temblor de 1985, los matrimonios de la madre, la relación tan conflictiva entre Lilia y Coral, pero a la vez el profundo amor que entrañaba su relación; eran insustituibles una para la otra...

Además, yo desconocía el trabajo sexual de Coral, lo que me reveló el último día del rodaje. Fueron muchas cosas las que fueron ocurriendo y sorprendiendo a lo largo del rodaje.
Se preguntó al productor y ahora director Roberto Fiesco cuál es la ventaja de que Quebranto tenga un pie en la realidad y otro en la ficción. Respondió: “Creo que hay una ventaja en que ambas son actrices y han vivido frente a una cámara, desde hace 45 años. Esto es una gran ventaja respecto de cualquier otro personaje de documental, porque ellas saben que debe ocurrir algo importante tras decir ‘corre cámara, acción’.

“Eso me permitió jugar con elementos formales que quizás en el documental no siempre se pueden usar, como hacer movimientos muy precisos con la cámara, porque ellas saben llegar a una marca o qué es un close up o un long shot...

Apelamos a muchos recursos de la ficción, sobre todo formales, lo cual se pudo hacer pues la vida de esas dos actrices es un juego de ficciones. Además, hay otro elemento de ficción al asumir su nueva identidad de género, pasar de Fernando a Coral para imitar a Lucha Villa. Entonces, todas estas metaficciones, una dentro de la otra, al final generan una nueva verdad, una nueva realidad fílmica.

Señala: “Hay quienes me han dicho que hubiera sido más fácil hacer una ficción, porque son personajes que tienen mucho de realidad, pero también otro tanto de ficción, que los haría inverosímiles en una ficción estricta...

Algo que me fascinó de Coral fue su sentido del humor; ella y su madre son personas muy valientes al contar su vida, que ha sido muy dura y, sin embargo, esta filmación vital, que significó rodar el día a día con un hálito de esperanza, con la creencia de que vendrá algo mejor en el futuro, es muy encomiable para estos personajes, porque los aleja del patetismo y de la sordidez... Traté de no tener una mirada morbosa ni compasiva, sino verlas a los ojos con una mirada franca y honesta.

Para Fiesco uno de los parámetros para saber cómo puede ser recibido este trabajo por el público es la opinión de su madre. Expresa: “A mi mamá no le gusta nada de lo que hago y Quebranto sí le gustó, porque creo que me identificaba, la identificó a ella mucho más allá de géneros masculino, femenino, transgénero, etcétera.

Otro aspecto fue el gran juego emocional, el viaje por la vida de alguien e ir descubriendo sus experiencias, sus posibles caras. Ese juego emocional que se da porque hay momentos de gracia, terribles, afortunados y reveladores, así como rencores y odios profundos. La complejidad de estos personajes es lo que da al documental una posibilidad muy sensata de acercarse con la gente.

Finalmente, Fiesco mencionó que para hacer Quebrando tuvo la asesoría del cinedocumentalista Everardo González, del cineasta Arturo Ripstein y del maestro Armando Casas.



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