martes, 24 de febrero de 2015

Gipuzkoa: “Somos familiares de una persona, no de una transexual”

Marijo y Maddi Imaz, madre y hermana de una transexual, ofrecerán una charla mañana en Lazkao  

La transexualidad sigue siendo una especie de tabú en nuestra sociedad y la vida de los transexuales y sus familiares no es nada sencilla. Marijo Imaz y Maddi Imaz, madre y hermana de una transexual van a hablar mañana acerca del tema en Gerriko Txokoa de Lazkao. La conferencia se titula Pertsona naiz, ez transexuala (Soy una persona, no un transexual). El acto, organizado por la asociación Gerriko, comenzará a las 18.30.

Maddi Imaz posa para este reportaje en un bar de Beasain.La familia Imaz es de Beasain. Maddi cuenta que su hermana nació hace 23 años. Tenía órganos sexuales masculinos, pero pronto empezó a mostrar su feminidad. “La sexualidad es un sentimiento. Con 2 años ya se ponía zapatos de tacones, en Navidades quería que le vistieran el traje de chica, en las paredes de su cuarto ponía los posters que solemos poner las chicas... Ha sido siempre incluso más femenina que yo. Mi madre al principio pensaba que era homosexual y le hablaba de la homosexualidad. Con unos 8 años le dijo a la ama que ella no era homosexual, que ella era mujer. Mi madre fue al pediatra y este le habló de la transexualidad”.
Maddi agradece el tener unos padres abiertos de mente. “Hemos tenido una gran suerte. Lo aceptaron enseguida. A los abuelos les costó un poco más, pero también lo asimilaron con rapidez. Desde el principio, agarraron al toro por los cuernos y tiraron para adelante”.

El problema está en la sociedad. “Algunos nos han hecho mucho daño. En el recreo, mi hermana jugaba con las niñas y tuvo que sufrir lo que les ha tocado sufrir a muchos homosexuales. Continuamente estaba escuchando la palabra maricón. No dejaban de repetirme la frase Tu hermano es maricón. Mi hermana y yo hemos vivido un gran machaque psicológico. En la calle le pegaban, le escupían...”.

El comportamiento de algún profesor también dejó mucho que desear. “Durante una época mi hermana fue un chico que vestía de chica. Siempre ha sido alta y delgada y parecía un travestido. A pesar de que los pediatras y los psicólogos siempre nos habían dicho que había que aceptarlo, un profesor le prohibió entrar a clase vestida de chica”.

Daño psicológico Pero lo peor de todo es la persistencia del daño psicológico. “Lo más duro es salir a la calle y tener que soportar a diario las miradas de desprecio y los cotilleos”.

Afortunadamente, también han tenido el apoyo de otra mucha gente. “Mi madre es muy conocida en el pueblo y muchos vecinos se han preocupado por nosotros y le han preguntado a ver qué tal se encuentra mi hermana”.

Estos últimos años las cosas han cambiado, a mejor. Sobre todo, porque los niños que le insultaban han madurado y han tomado conciencia de que actuaron mal. “Muchos chicos han empezado a acercarse a ella, pero no son capaces de pedirle perdón. Me parece un poco hipócrita actuar como si no hubiera pasado nada. Algunos sí me han reconocido que actuaron mal. El asunto es que mi hermana siempre ha sido una una persona, más allá de su género. De ahí el título de la conferencia”.

En casa, aunque aceptaron desde el principio a su hija y hermana tal y como era, las cosas tampoco han sido fáciles. Los problemas en la calle afectaban a la convivencia familiar. “La relación entre nosotras siempre ha sido muy mala. Yo siempre le he aceptado tal y como es, pero su vida ha sido muy difícil. Para empezar, no estaba a gusto con su imagen. Además, en la calle tenía muchos problemas. Cuando llegaba a casa se encontraba con una hermana que no los tenía. Ella también era mujer, pero tenía un problema: había nacido en un cuerpo que no quería”.

La relación entre las dos hermanas ha mejorado con el paso del tiempo. “Hemos empezado a llevarnos mejor, pero no podrá vivir bien hasta que acepte totalmente lo que le ha tocado. Es un proceso que dura toda la vida. Empezó con la ayuda de los psicólogos. Después, cambió su nombre en el DNI. Y nada más cumplir 18 años, se operó. La operación tuvo lugar en Málaga y la sufragó Osakidetza”.

Desde entonces, su vida ha cambiado a mejor. Pero su hermana tiene claro que todavía queda mucho camino. “Ha estado en Milán y en Ibiza y allí se ha sentido libre, pero cuando viene al pueblo vuelve a sentirse mal. Como ya he dicho, no podrá vivir bien hasta que acepte totalmente la realidad. Tiene que aprender a vivir con lo que le ha tocado. Puede tener relaciones de una noche con chicos sin ningún problema, pero si se enamora de uno, tendrá que decirle lo que hay”.

Su familia considera que la mejor manera de ayudar a los transgéneros es sacar el tema a la calle y han decidido dar una charla. “Todo empezó de la mano de la Carta Social. Nos pidieron que acudiéramos a una reunión sobre la diversidad sexual. Mi hermana no quería participar, pero mi madre y yo lo veíamos necesario y acudimos. Ahora, por primera vez, vamos a dar una conferencia y estamos hablando con los medios de comunicación. Hay que concienciar a la gente y hacer que reflexionen. Estamos hablando de derechos humanos. Todo el mundo tiene derecho a mostrarse tal y como se siente”.

Su hermana, en cambio, bastante tiene con su proceso interior. “Ella ha aceptado que demos una charla. Solo ha puesto una condición: que no aparezca su nombre. No quiere hablar con nadie de este tema. Quiere vivir como si el problema no existiera, pero la realidad es la que es. Pero claro, a mí no me ha tocado vivir lo que le ha tocado a ella. Si para mí ha sido duro, para ella mucho más. Eso sí, tengo claro que si se le acerca alguien con su misma problemática, le abrirá sus brazos”.

Recomendaciones Maddi y su madre también están dispuestas a ayudar a otras familias, por supuesto. “A las víctimas, les aconsejo que defiendan su naturaleza y tiren para adelante. A las familias, que acepten a su familiar tal y como es y le den libertad, cuando no se acepta, los problemas son mucho mayores. Hay que tomarlo con naturalidad. No es nada malo. Se trata, simplemente, de desarrollar una forma de ser. nosotras tenemos un hermano pequeño y siempre lo ha vivido con naturalidad. Acepta a su hermana tal y como es, nunca le ha insultado. Y los amigos de mi hermano también tienen una relación natural con ella. Han estado mucho en nuestra casa, mi madre habló con sus padres y éstos explicaron a los niños lo que pasaba. Pero claro, no podemos pedir a los niños que sean respetuosos si nosotros no lo somos”.

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