Por EDUARDO NABAL ARAGÓN
Pablo Vergara nació en Barcelona, en el año 1979. Se considera
un emigrante español más en Edimburgo. Trabaja de Hotel Assistant en un
hospital a tiempo completo, mantiene una tienda online, la.trans.tienda,
enfocada a personas trans, y estudia Derecho en la UNED a tiempo
parcial. Ha sido uno de los redactores de la ley trans de Andalucía, y
formó parte de la asociación "Autonomía Trans"
“El
reconocimiento del derecho a la autodeterminación de género, no viene
acompañado de una clara apuesta por la despatologización de la
transexualidad en el ámbito sanitario. Podemos seguir de consulta en
consulta ”
Diario Progresista: Recientemente se ha aprobado una Ley al respecto a
los derechos y libertades de las personas trans en Andalucía, se anda
detrás de la despatologización universal de la transexualidad. ¿Qué
opinas al respecto?
Pablo Vergara: Recientemente se ha aprobado la Ley Integral
para la no discriminación por motivos de Identidad de Género y
Reconocimiento de los Derechos de las personas transexuales de
Andalucía, que entre otras cosas, reconoce el derecho a la libre
autodeterminación de la identidad de género. No obstante, se trata de
una ley cuya eficacia queda supeditada casi por completo a un posterior
desarrollo reglamentario, que no sabemos cuándo ocurrirá (si es que
ocurre algún día), ni cómo será.
El reconocimiento de este derecho a la autodeterminación de género, no
viene acompañado de una clara apuesta por la despatologización de la
transexualidad en el ámbito sanitario. Asegura que no se denegará a
nadie el acceso a la atención sanitaria, pero nos pone de nuevo bajo la
tutela de unos protocolos médicos, que se supone que deben cumplir con
la condición de garantizar el derecho al libre desarrollo de la
personalidad. Pero si el protocolo dice que tengo que pasar por una fase
de evaluación psicológica antes de acceder a los tratamientos médicos y
quirúrgicos, que deben proporcionarse de una manera determinada, en un
orden determinado, y en unos tiempos determinados, y se considera que
esto no es una denegación de acceso a la atención sanitaria porque estoy
siguiendo el “protocolo” médico, y recibo atención médica, ni tampoco
se impide mi derecho a la libre autodeterminación de la identidad de
género. Porque yo en mi casa hago lo que quiero y el médico o el
psicólogo ahí ni entran, ni salen ¿Qué hacemos? ¿Nos ponemos otra vez en
huelga de hambre? A lo mejor al final los protocolos no dicen eso. No
lo sabemos, porque todavía no existen.
En general me da la sensación de que esta ley, para los partidos
políticos, es como jugar una partida de cartas con una baraja entera en
la manga. En cada ronda te puedes sacar un nuevo triunfo. Primero te
sacas el triunfo de aprobar la ley. El año que viene, te sacas el
triunfo de aprobar el protocolo educativo. Al siguiente, te sacas el
triunfo de que el protocolo educativo entra en vigor. Al otro, te sacas
el triunfo de que se plantea sancionar a algún colegio que no cumplió el
protocolo… y si eso se te acaba, puedes sacarte el protocolo para dar
la documentación administrativa, el protocolo sanitario… Ojalá que me
equivoque y el año que viene me tenga que comer esto que estoy
escribiendo porque todo esté funcionando maravillosamente bien, pero
ahora mismo más bien diría que esta ley es poco más que una mina de oro
de promoción política.
Lo mismo puedo decir de las leyes contra la discriminación LGTB de
Cataluña y Galicia. Hacen algunas referencias a la transexualidad, pero
tengo muchas dudas de que vayan a tener ninguna repercusión real sobre
las personas trans.
Diario P: Algunos partidos creen que dejando que gays y
lesbianas se casen ya fueron felices y comieron perdices. Pero el que se
reconozcan algunos derechos para las personas transexuales imagino que
no garantiza la integridad (física o psicológica) del día a día.
Pablo Vergara: El argumento de que la persona trans es una
persona con una enfermedad mental se ha utilizado de manera violenta,
para separar a madres trans de sus hijos y dar la custodia a la otra
madre, o para despedirlas de sus empleos. Cuando eres víctima de algún
abuso y quieres reclamar, no eres más que un tarado mental contra una
persona respetabilísima en sus plenas facultades (lo que lleva a pensar
que, además de por la despatologización, las personas trans deberíamos
sumarnos a los movimientos por la desestigmatización de las personas con
un diagnóstico mental).
Sin embargo, más allá de eso, la vida de las personas trans “que se les
nota”, es durísima. Probablemente por eso el activismo de las mujeres
trans es mucho más potente, ya que son más visibles. Si eres
visiblemente transexual, no existe ningún lugar seguro, ningún refugio,
ni intimidad. Todo el mundo se siente con el derecho a preguntarte por
tu vida sexual, o por cuestiones íntimas relacionadas con tu cuerpo, y a
criticar la forma en que desempeñas tu rol de género. Siempre vas a ser
o demasiado femenina (o masculino), o demasiado poco, o muy normativa, o
demasiado trans… Eso sin contar con la gente que se siente con la
obligación de corregirte y devolverte al buen camino, o la gente que se
siente con derecho a insultarte, o incluso a golpearte. De tanto en
tanto, se pone de moda que los políticos y algunos periodistas digan que
los recursos sanitarios destinados a las personas trans serían más
necesarios para atender a los niños con cáncer, o con caries, o con
gafas, o vaya usted a saber. Yo he vivido esperando a que algún día,
algún padre desesperado viniese a pegarme por llevarme el dinero que su
hijo enfermo necesita para que le atiendan bien en el hospital. No hace
tanto tiempo nuestros derechos se consideraban lujos, con todo el
sufrimiento que conlleva.
Diaria P. La pregunta del millón es como afectan los recortes
cuando se cargan de ideología. Pero concretando un poco ¿Se vuelve al
armario en trabajos o estudios? ¿Se exigen más los roles tradicionales?
Pablo V: Las personas trans siempre hemos estado jodidas. De
hecho, ahora empezamos a tener acceso a algunos derechos, como derecho a
la educación o al trabajo. En los años 80 y 90, si eras trans, tu única
salida era dedicarte al trabajo sexual. En los últimos años estamos
asistiendo a una explosión de menores de edad que se atreven a
reivindicar su propia identidad, en casa y en la escuela, y aparecen en
las listas de clase con su nombre elegido… también muchas universidades
empiezan a realizar un reconocimiento de la identidad de las personas
trans (la UNED no es una de ellas, aunque yo lo intenté durante años).
Ha habido muchas personas trans que han sido despedidas de sus trabajos,
y luego la empresa las ha tenido que readmitir… aunque en los casos de
readmisiones por orden judicial, siempre está el riesgo de que si hay un
ERE te vayas el primero a la calle.
Así pues ¿recortes? Antes una persona trans no podía ni siquiera pedir
que se le reconociese su nombre y género a la hora de estudiar. No
tenían defensa ante el acoso de profesores y estudiantes y, lógicamente,
muchas abandonaban. Ahora, podemos acceder a la educación. Sí, una
educación con becas y profesorado recortado, pero al menos tenemos una
oportunidad que antes no se nos daba. Lo mismo para el trabajo: acceder
al trabajo ahora está muy difícil por el alto índice de paro, pero al
menos ahora tenemos una oportunidad, por primera vez en la historia.
Podemos ir al médico a que nos atienda, aunque en condiciones
recortadas, cuando antes hasta los médicos de cabecera trataban mal a
las personas trans, y nadie se atrevía a ir ni siquiera para que le
miraran un resfriado.
Diario P: Hay mucha literatura acerca del transgenerismo, muchos
puntos de vista cerca o no de la llamada “teoría queer”. ¿Crees que es
algo frívolo o realmente va a la raíz del problema, los binarismos de
género?
P.V: A veces da la sensación de que escribir sobre el
transgenerismo o lo trans no es más que una moda. Sin embargo, más allá
de la gente que escribe por oportunismo, o porque piensa que hacer
publicaciones sobre esta temática le ayudará a vender más libros, hay un
montón de material interesante, tanto de autores trans, como de autores
que no lo son- A veces estoy de acuerdo, a veces estoy en desacuerdo, y
a veces no entiendo todo lo que me cuentan pero en cualquier caso, la
mayor parte de la literatura sobre el transgenerismo sirve para
alimentar la mente y hacernos pensar.
D.P: Muchas personas trans empiezan cambiándose el nombre, otras
no, otras se operan o se hormonan porque si no es posible que en su
entorno más próximo no se les tome en serio. ¿Tienes alguna teoría sobre
esto?
P.V: Cada persona tiene sus necesidades, pero a la hora de
cubrirlas se ponen en juego muchas cosas: las propias herramientas
internas de la persona, los recursos disponibles en el exterior, las
ideas que la propia persona tiene sobre si misma y sobre lo que es ser
hombre o mujer, las expectativas que los demás ponen sobre esa persona
en cuanto hombre o mujer, y, lo más importante de todo, la perspectiva
de supervivencia.
Hace algún tiempo, tenía alguna teoría sobre por qué las personas trans
hacen lo que hacen, y cómo lo hacen. Ahora, lo único que sé es que cada
cual hace lo que buenamente puede, con lo poco que tiene, para intentar
vivir como mejor sea posible. Eso es todo.
Diario P: Durante mucho tiempo el movimiento feminista ha sido
reacio a incorporar cosas como la transexualidad, las diferencias
raciales o el trabajo sexual ¿Crees que esto se va diversificando?
Pablo V: Es que no hay un movimiento feminista, sino varios
feminismos. Yo, hasta el momento, siempre he encontrado aliadas en el
movimiento feminista, que han hecho suyas las reivindicaciones trans.
Generalmente, esas mismas aliadas suelen estar también involucradas en
cuestiones relativas al trabajo sexual, la diversidad funcional,
inmigración, diferencias raciales y étnicas, etc. Sin embargo, no todos
los movimientos feministas están abiertos a recibir a personas trans, y
se han dado muchos casos de compañeras trans a las que se les ha negado
la entrada en asambleas de mujeres Eso tiene que acabar definitivamente.
Por otra parte, creo que el movimiento trans tiene que ser
necesariamente feminista y viceversa. Les guste o no les guste, estamos
dentro del movimiento feminista porque estamos creando feminismo y
cuestionado los binarismos patriarcales.
D.P: ¿Esperas algo práctico de la actual clase política u otros tienen que tomar el relevo?
Pablo V.: Si algo nos está demostrando la actual clase política
es que siempre podemos esperar cosas prácticas de ella. Eso sí, cosas
prácticas negativas. Vamos de disgusto en disgusto, y si no hacen más,
es porque no se atreven, o porque de algún modo les podemos parar un
poco los pies. Me da muchísima pena que mientras en Reino Unido los
políticos están planteándose que podrían ser el país con mayor
crecimiento y bienestar del mundo, y ya se da la crisis por más que
superada, en España todavía están pensando en cómo hacer para salir del
agujero, y cuanto más hacen, más se hunden. No escuchan a los ciudadanos
y ciudadanas.
Está claro que hay otras formas de hacer las cosas, y creo que en España
hay mucha gente con muchas ideas, y muy competente para hacerlas… pero
no están ni en el PP, ni en el PSOE. Otros tienen que tomar el relevo,
sin duda, aunque está claro que no va a ser nada fácil.
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