sábado, 11 de octubre de 2014

España: Entrevista a Pablo Vergara

Por EDUARDO NABAL ARAGÓN

Pablo Vergara nació en Barcelona, en el año 1979. Se considera un emigrante español más en Edimburgo. Trabaja de Hotel Assistant en un hospital a tiempo completo, mantiene una tienda online, la.trans.tienda, enfocada a personas trans, y estudia Derecho en la UNED a tiempo parcial. Ha sido uno de los redactores de la ley trans de Andalucía, y formó parte de la asociación "Autonomía Trans"

Entrevista a Pablo Vergara“El reconocimiento del derecho a la autodeterminación de género, no viene acompañado de una clara apuesta por la despatologización de la transexualidad en el ámbito sanitario. Podemos seguir de consulta en consulta ”

Diario Progresista: Recientemente se ha aprobado una Ley al respecto a los derechos y libertades de las personas trans en Andalucía, se anda detrás de la despatologización universal de la transexualidad. ¿Qué opinas al respecto?

Pablo Vergara:
Recientemente se ha aprobado la Ley Integral para la no discriminación por motivos de Identidad de Género y Reconocimiento de los Derechos de las personas transexuales de Andalucía, que entre otras cosas, reconoce el derecho a la libre autodeterminación de la identidad de género. No obstante, se trata de una ley cuya eficacia queda supeditada casi por completo a un posterior desarrollo reglamentario, que no sabemos cuándo ocurrirá (si es que ocurre algún día), ni cómo será.

El reconocimiento de este derecho a la autodeterminación de género, no viene acompañado de una clara apuesta por la despatologización de la transexualidad en el ámbito sanitario. Asegura que no se denegará a nadie el acceso a la atención sanitaria, pero nos pone de nuevo bajo la tutela de unos protocolos médicos, que se supone que deben cumplir con la condición de garantizar el derecho al libre desarrollo de la personalidad. Pero si el protocolo dice que tengo que pasar por una fase de evaluación psicológica antes de acceder a los tratamientos médicos y quirúrgicos, que deben proporcionarse de una manera determinada, en un orden determinado, y en unos tiempos determinados, y se considera que esto no es una denegación de acceso a la atención sanitaria porque estoy siguiendo el “protocolo” médico, y recibo atención médica, ni tampoco se impide mi derecho a la libre autodeterminación de la identidad de género. Porque yo en mi casa hago lo que quiero y el médico o el psicólogo ahí ni entran, ni salen ¿Qué hacemos? ¿Nos ponemos otra vez en huelga de hambre? A lo mejor al final los protocolos no dicen eso. No lo sabemos, porque todavía no existen.

En general me da la sensación de que esta ley, para los partidos políticos, es como jugar una partida de cartas con una baraja entera en la manga. En cada ronda te puedes sacar un nuevo triunfo. Primero te sacas el triunfo de aprobar la ley. El año que viene, te sacas el triunfo de aprobar el protocolo educativo. Al siguiente, te sacas el triunfo de que el protocolo educativo entra en vigor. Al otro, te sacas el triunfo de que se plantea sancionar a algún colegio que no cumplió el protocolo… y si eso se te acaba, puedes sacarte el protocolo para dar la documentación administrativa, el protocolo sanitario… Ojalá que me equivoque y el año que viene me tenga que comer esto que estoy escribiendo porque todo esté funcionando maravillosamente bien, pero ahora mismo más bien diría que esta ley es poco más que una mina de oro de promoción política.

Lo mismo puedo decir de las leyes contra la discriminación LGTB de Cataluña y Galicia. Hacen algunas referencias a la transexualidad, pero tengo muchas dudas de que vayan a tener ninguna repercusión real sobre las personas trans.

Diario P: Algunos partidos creen que dejando que gays y lesbianas se casen ya fueron felices y comieron perdices. Pero el que se reconozcan algunos derechos para las personas transexuales imagino que no garantiza la integridad (física o psicológica) del día a día.

Pablo Vergara:
El argumento de que la persona trans es una persona con una enfermedad mental se ha utilizado de manera violenta, para separar a madres trans de sus hijos y dar la custodia a la otra madre, o para despedirlas de sus empleos. Cuando eres víctima de algún abuso y quieres reclamar, no eres más que un tarado mental contra una persona respetabilísima en sus plenas facultades (lo que lleva a pensar que, además de por la despatologización, las personas trans deberíamos sumarnos a los movimientos por la desestigmatización de las personas con un diagnóstico mental).

Sin embargo, más allá de eso, la vida de las personas trans “que se les nota”, es durísima. Probablemente por eso el activismo de las mujeres trans es mucho más potente, ya que son más visibles. Si eres visiblemente transexual, no existe ningún lugar seguro, ningún refugio, ni intimidad. Todo el mundo se siente con el derecho a preguntarte por tu vida sexual, o por cuestiones íntimas relacionadas con tu cuerpo, y a criticar la forma en que desempeñas tu rol de género. Siempre vas a ser o demasiado femenina (o masculino), o demasiado poco, o muy normativa, o demasiado trans… Eso sin contar con la gente que se siente con la obligación de corregirte y devolverte al buen camino, o la gente que se siente con derecho a insultarte, o incluso a golpearte. De tanto en tanto, se pone de moda que los políticos y algunos periodistas digan que los recursos sanitarios destinados a las personas trans serían más necesarios para atender a los niños con cáncer, o con caries, o con gafas, o vaya usted a saber. Yo he vivido esperando a que algún día, algún padre desesperado viniese a pegarme por llevarme el dinero que su hijo enfermo necesita para que le atiendan bien en el hospital. No hace tanto tiempo nuestros derechos se consideraban lujos, con todo el sufrimiento que conlleva.

Diaria P. La pregunta del millón es como afectan los recortes cuando se cargan de ideología. Pero concretando un poco ¿Se vuelve al armario en trabajos o estudios? ¿Se exigen más los roles tradicionales?

Pablo V:
Las personas trans siempre hemos estado jodidas. De hecho, ahora empezamos a tener acceso a algunos derechos, como derecho a la educación o al trabajo. En los años 80 y 90, si eras trans, tu única salida era dedicarte al trabajo sexual. En los últimos años estamos asistiendo a una explosión de menores de edad que se atreven a reivindicar su propia identidad, en casa y en la escuela, y aparecen en las listas de clase con su nombre elegido… también muchas universidades empiezan a realizar un reconocimiento de la identidad de las personas trans (la UNED no es una de ellas, aunque yo lo intenté durante años). Ha habido muchas personas trans que han sido despedidas de sus trabajos, y luego la empresa las ha tenido que readmitir… aunque en los casos de readmisiones por orden judicial, siempre está el riesgo de que si hay un ERE te vayas el primero a la calle.

Así pues ¿recortes? Antes una persona trans no podía ni siquiera pedir que se le reconociese su nombre y género a la hora de estudiar. No tenían defensa ante el acoso de profesores y estudiantes y, lógicamente, muchas abandonaban. Ahora, podemos acceder a la educación. Sí, una educación con becas y profesorado recortado, pero al menos tenemos una oportunidad que antes no se nos daba. Lo mismo para el trabajo: acceder al trabajo ahora está muy difícil por el alto índice de paro, pero al menos ahora tenemos una oportunidad, por primera vez en la historia. Podemos ir al médico a que nos atienda, aunque en condiciones recortadas, cuando antes hasta los médicos de cabecera trataban mal a las personas trans, y nadie se atrevía a ir ni siquiera para que le miraran un resfriado.

Diario P: Hay mucha literatura acerca del transgenerismo, muchos puntos de vista cerca o no de la llamada “teoría queer”. ¿Crees que es algo frívolo o realmente va a la raíz del problema, los binarismos de género?

P.V:
A veces da la sensación de que escribir sobre el transgenerismo o lo trans no es más que una moda. Sin embargo, más allá de la gente que escribe por oportunismo, o porque piensa que hacer publicaciones sobre esta temática le ayudará a vender más libros, hay un montón de material interesante, tanto de autores trans, como de autores que no lo son- A veces estoy de acuerdo, a veces estoy en desacuerdo, y a veces no entiendo todo lo que me cuentan pero en cualquier caso, la mayor parte de la literatura sobre el transgenerismo sirve para alimentar la mente y hacernos pensar.

D.P: Muchas personas trans empiezan cambiándose el nombre, otras no, otras se operan o se hormonan porque si no es posible que en su entorno más próximo no se les tome en serio. ¿Tienes alguna teoría sobre esto?

P.V:
Cada persona tiene sus necesidades, pero a la hora de cubrirlas se ponen en juego muchas cosas: las propias herramientas internas de la persona, los recursos disponibles en el exterior, las ideas que la propia persona tiene sobre si misma y sobre lo que es ser hombre o mujer, las expectativas que los demás ponen sobre esa persona en cuanto hombre o mujer, y, lo más importante de todo, la perspectiva de supervivencia.
Hace algún tiempo, tenía alguna teoría sobre por qué las personas trans hacen lo que hacen, y cómo lo hacen. Ahora, lo único que sé es que cada cual hace lo que buenamente puede, con lo poco que tiene, para intentar vivir como mejor sea posible. Eso es todo.

Diario P: Durante mucho tiempo el movimiento feminista ha sido reacio a incorporar cosas como la transexualidad, las diferencias raciales o el trabajo sexual ¿Crees que esto se va diversificando?

Pablo V:
Es que no hay un movimiento feminista, sino varios feminismos. Yo, hasta el momento, siempre he encontrado aliadas en el movimiento feminista, que han hecho suyas las reivindicaciones trans. Generalmente, esas mismas aliadas suelen estar también involucradas en cuestiones relativas al trabajo sexual, la diversidad funcional, inmigración, diferencias raciales y étnicas, etc. Sin embargo, no todos los movimientos feministas están abiertos a recibir a personas trans, y se han dado muchos casos de compañeras trans a las que se les ha negado la entrada en asambleas de mujeres Eso tiene que acabar definitivamente.

Por otra parte, creo que el movimiento trans tiene que ser necesariamente feminista y viceversa. Les guste o no les guste, estamos dentro del movimiento feminista porque estamos creando feminismo y cuestionado los binarismos patriarcales.

D.P: ¿Esperas algo práctico de la actual clase política u otros tienen que tomar el relevo?

Pablo V.:
Si algo nos está demostrando la actual clase política es que siempre podemos esperar cosas prácticas de ella. Eso sí, cosas prácticas negativas. Vamos de disgusto en disgusto, y si no hacen más, es porque no se atreven, o porque de algún modo les podemos parar un poco los pies. Me da muchísima pena que mientras en Reino Unido los políticos están planteándose que podrían ser el país con mayor crecimiento y bienestar del mundo, y ya se da la crisis por más que superada, en España todavía están pensando en cómo hacer para salir del agujero, y cuanto más hacen, más se hunden. No escuchan a los ciudadanos y ciudadanas.

Está claro que hay otras formas de hacer las cosas, y creo que en España hay mucha gente con muchas ideas, y muy competente para hacerlas… pero no están ni en el PP, ni en el PSOE. Otros tienen que tomar el relevo, sin duda, aunque está claro que no va a ser nada fácil.

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