Victoria es contundente hablando, no hay duda. Me reconozco en su cabreo. Digamos de otro modo su última frase: Tiene derecho a que se reconozcan de una maldita vez sus derechos humanos.
Te puedes sentir mujer u hombre. O ni una cosa ni la otra. O las dos a la vez. Y ningún gobierno puede decirte que tienes un trastorno mental por ello.
Puedes querer operarte para cambiar por completo de sexo. O para
cambiar en parte. O no. Y nadie puede discriminarte o atacarte por ello.
Si tu gobierno hace esto, o permite que se discrimine a estas personas
en el trabajo o en la escuela, está vulnerando los derechos humanos de
estas personas. Pongamos caras:
Joshua nació mujer, pero se siente hombre. Nos decía: “Me he visto como un hombre desde que tenía cuatro años. Ni siquiera sabía que nací mujer. Me enteré cuando mi primo orinó delante de mí y vi que nuestros cuerpos eran distintos”
Bjørk nació hombre. Y no se siente ni hombre ni mujer: “Lo de mi identidad de género es un poco complicado. Intelectualmente, creo que lo que más se adaptaría a mí sería un tercer género. No creo que pertenezca al género masculino ni al femenino. Lo mismo pasa con mi orientación sexual. Me considero bisexual”
Runar Randi Beate es un hombre que a menudo se maquilla y se viste de mujer. Porque le da la gana: “Soy un hombre heterosexual, y estoy contento de serlo. Mi lado femenino forma parte de mí y tiene que salir para sentirme un ser humano completo. Tengo que vivir también esa parte, en mayor o menor medida”.
Las personas trans no tienen ningún trastorno mental
Hoy se celebra el Día Internacional de Acción por la Despatologización Trans que nos recuerda que los manuales diagnósticos de la Organización Mundial de la Salud y de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría siguen considerando q estas personas tienen un trastorno mental. Esto tiene consecuencias desastrosas para ellos/as y sus familias, al permitir la existencia de leyes y políticas restrictivas de sus derechos humanos, que contribuyen a su discriminación en la escuela o en el trabajo.
Joshua nació mujer, pero se siente hombre. Nos decía: “Me he visto como un hombre desde que tenía cuatro años. Ni siquiera sabía que nací mujer. Me enteré cuando mi primo orinó delante de mí y vi que nuestros cuerpos eran distintos”
Bjørk nació hombre. Y no se siente ni hombre ni mujer: “Lo de mi identidad de género es un poco complicado. Intelectualmente, creo que lo que más se adaptaría a mí sería un tercer género. No creo que pertenezca al género masculino ni al femenino. Lo mismo pasa con mi orientación sexual. Me considero bisexual”
Runar Randi Beate es un hombre que a menudo se maquilla y se viste de mujer. Porque le da la gana: “Soy un hombre heterosexual, y estoy contento de serlo. Mi lado femenino forma parte de mí y tiene que salir para sentirme un ser humano completo. Tengo que vivir también esa parte, en mayor o menor medida”.
Las personas trans no tienen ningún trastorno mental
Hoy se celebra el Día Internacional de Acción por la Despatologización Trans que nos recuerda que los manuales diagnósticos de la Organización Mundial de la Salud y de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría siguen considerando q estas personas tienen un trastorno mental. Esto tiene consecuencias desastrosas para ellos/as y sus familias, al permitir la existencia de leyes y políticas restrictivas de sus derechos humanos, que contribuyen a su discriminación en la escuela o en el trabajo.
En muchos países, incluida una veintena de países europeos –algunos de ellos con fama de abanderados de la igualdad y los derechos humanos, como Bélgica y Noruega–, las personas transgénero tienen que someterse a tratamiento quirúrgico para eliminar sus órganos de reproducción con la consiguiente esterilización irreversible. Si deciden no someterse a este tipo de cirugía, deben seguir portando documentos en los cuales figura un género basado en el sexo que se les asignó al nacer, aunque éste contradiga su apariencia e identidad.
Esto también sucede en España, donde es necesario un informe psiquiátrico y tratamiento médico de dos años previo a la solicitud. Amnistía Internacional se opone a ambos requisitos y los considera una vulneración de los derechos humanos de estas personas.
Y tanto, Victoria. Tienes todo el derecho del mundo a estar cabreada.
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