Una mujer. Esta barcelonesa cuenta su larga lucha para aceptarse y ser aceptada como mujer transexual.
Cuatro mujeres con historiales de abusos, enfermedad, pérdida y dolor coincidieron en el taller Mucha Mujer de la asociación Trastero de las Artes. Dirigidas por Laura Settecase, han transformado su experiencia vital en una obra de teatro que acaban de presentar en la SGAE. El personaje de Andrea se llama Luna, símbolo del poder femenino.
-Un recuerdo de su infancia.
-Tenía 8 o 10 años y, cuando me quedaba sola, me pintaba con las pinturas de mi madre. Pero lo hacía a escondidas, como si estuviera loca.
-¿Cómo se las arreglaba en la escuela, con los compañeros?
-Eran otros tiempos. A los chicos a quienes se les notaba un aire femenino se los marginaba, se reían de ellos, y yo trataba de ocultarlo.
-¿Y en el instituto?
-Seguí interpretando un rol que no era el mío, haciéndome el hombre. Incluso me casé, a los 24 años. El sufrimiento se iba acumulando, hasta que llega un momento que dices: «O vivo como lo que soy o no vivo más».
-Y decidió cambiar su cuerpo.
-Tengo 45 años y empecé el cambio oficialmente hace 6. A nivel físico es paulatino: cada día te miras al espejo, a ver si tienes más pecho. A nivel mental te vuelves más sensible, las emociones te desbordan. Tomas hormonas femeninas toda la vida y también antihormonas masculinas, antiandrógenos, hasta que te operas.
-Usted ya tenía día para la operación de cambio de sexo.
-Estaba prevista para el 2012, pero con los recortes se ha pospuesto.
-¿Y qué va a hacer?
-Seguir saliendo a la calle cada día y disfrutar de mi feminidad, de ser mujer. Interiormente, exteriormente y legalmente soy una mujer.
-¿Cuántos años le ha costado hablar con esta convicción?
-Hasta los 35 años, cuando me derivaron a la unidad de identidad de género del Clínic, estuve muy confundida. Me sentía mujer y al mismo tiempo me atraían las mujeres. No entendía nada, no entendía la diferencia entre identidad sexual y orientación sexual.
-¿Podría explicarla?
-Mucha gente cree que la transexualidad es como la homosexualidad y no tiene nada que ver, una cosa es la identidad de género y otra la orientación sexual. Tú no eres mujer porque te gusten los hombres, primero te sientes mujer y luego te puede gustar lo que quieras.
-¿Por qué somos mujeres?
-Porque nos sentimos mujeres. Yo desde pequeña ya me sentía identificada con las niñas.
-¿Pero existe la esencia de lo femenino? ¿Y dónde está? ¿En la vagina? ¿En el cerebro? ¿En la mirada?
-La esencia femenina se siente profundamente, pero también está en el cuerpo. Quizá para usted no, pero yo estoy atrapada en un cuerpo masculino y, cuando me miro al espejo, no me reconozco. Hay muchos tipos de mujeres transexuales, pero desgraciadamente solo se ve el que sale por la tele, el extravagante, la Veneno. La sociedad ha conducido a estas personas a ser así, pero la transexualidad es una persona ingeniera, periodista, dependienta...
-En un momento de la obra se levanta y, señalando al público, acusa: «La culpa es de ustedes».
-La gente pregunta: «¿Y tú, por qué eres así?» Encontré la respuesta en un documental sobre el Guernica. Cuando los nazis ocuparon Francia Picasso vivía en París y la Gestapo entró en su casa y le mostró una foto del Guernica: «¿Lo ha hecho usted?», le preguntaron. Él miró la foto y dijo: «No, esto lo han hecho ustedes». Pero admito que parte de la culpa es mía.
-¿Por qué?
-Tras muchos años de terapia y gracias a esta obra de teatro he llegado a conclusiones de las que antes era incapaz. Por ejemplo, que tu autoestima no puede pasar por el reconocimiento de los demás; si para quererte tienes que depender de lo que piensen de ti, estás vendida. Yo lo paso mal porque aún busco el reconocimiento de mi familia, pero no puedo estar siempre dependiendo de su reconocimiento para estar bien.
-¿Se siente señalada?
-Señalada, mirada. Cada vez menos, pero una vez a la semana tengo que oír: «¡Es un tío!» Ojalá pudiera llegar a ser invisible algún día.
-¿Qué le gustaría encontrar en la mirada de los demás?
-Cariño, sinceridad.
-¿Y qué es lo que más encuentra?
-Miedo, resentimiento y, sobre todo, soledad, pero no sé si es un reflejo de mi propio miedo, de mi resentimiento y de mi soledad.
Nota: En esta entrevista hay varias cositas que hemos reflexionado durante estos años y ya deberían estar claras para todas:
1. Las que somos maduritas nos encontrabamos pues, en otros tiempos. No había información. No estabamos claras con lo que nos pasaba y sabiamos que no eramos "homosexuales". !! Hasta que llegó la internet y nos enteramos de muchísimos casos como el nuestro!! !!No eeramos locas!!
2. La ignorancia y el miedo a se discriminado por una supuesta "homosexualidad", nos condujo a comportarnos como "hombrecitos". Nos casamos y hasta tuvimos hijos. Pero igual, nuestro sentimiento de género seguía ahí. Nacimos con él, pero no lo sabíamos.
3. Pero ese "actuar un rol de género" que no te corresponde tiene un límite: El dolor de no vivir tu propia vida como eres realmente. Hasta que llega un punto en que algo se tiene que hacer. ¿Qué cosa?, intentar sincerarse y ser lo más fielmente posible con una misma, en variadas y complejas circunstancias. Hasta donde se pueda. Por eso, !!chicas jóvenes, no pierdan el tiempo como nosotras!!
4. Finalmente, ¿sobre la feminidad?, ¿el género/sexo de mujer? La feminidad no se encuentra en los estereotipos sociales sino en nuestro propio cuerpo. Todas sabemos eso. Todas lo sentimos aunque no podamos reconocerlo ni darle su verddero nombre. Por eso yo siempre insisto e insistiré: el "género" no es una conducta social ni un apredizaje cultural, eso es un "rol de género". El género es una condición de nuestra materialidad corporal y nuestra subjetividad, al mismo tiempo. No hay uno sin lo otro. Y es eso precisamente lo que compartimos con las demás mujeres no transexuales. Por eso ambas somos mujeres. El ser mujer no se reduce a una vagina ni sólo a amar a un hombre. Ama a quien quieras.
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