The Miami Herald
SAN JUAN -- Francheska González miró los ojos de su atacante mientras él le pateaba y le daba puñetazos, y vio su propia muerte.
“Él me decía, una y otra vez: ‘¡Pato! ¡Tú no tienes derecho a existir!’”, dijo González, un transexual de 41 años. “Yo lloraba y gritaba” “¿Qué pasó? ¿Por qué me estás golpeando?’ Él me dijo: ‘Por ser como eres’”.
González sufrió fractura de vértebras y la ruptura del implante de su seno derecho en la golpiza de abril, lo cual le convierte en sobreviviente de una serie de ataques mortales contra personas gay y transgénero en Puerto Rico. Cuando el adolescente transgénero Jorge Steven López fue decapitado, descuartizado y parcialmente calcinado en noviembre del 2009, eso marcó el comienzo de lo que según activistas es una creciente oleada de crímenes de odio contra la comunidad lesbiana, gay, bisexual y transgénero.
Dieciocho personas gay o transgénero han sido asesinadas desde entonces. Tres fueron asesinadas en la misma semana a principios de este mes.
Los asesinatos han sido cometidos en diversas áreas de la isla y por diferentes personas, lo cual según los activistas hace más firme su creencia de que la homofobia generalizada — y no un asesino en serie — es responsable de los mismos.
“Muchos eclesiásticos no están enseñando la paz y el amor a tu prójimo”, dijo González. “Ellos están enseñando a odiar a los gays. Para mí, las personas que hacen estas cosas son hombres que saben que son gay y no quieren serlo”.
Los ataques están ocurriendo al mismo tiempo que el crecimiento de la retórica fundamentalista en la isla, donde altas figuras políticas son influenciadas a menudo por líderes religiosos conservadores que se expresan en público en contra de los homosexuales. Aun cuando se han hecho arrestos y se han impuesto condenas largas, expertos en Puerto Rico opinan que los asesinatos y el acoso han continuando porque el gobierno no ha impuesto políticas antidiscriminatorias y se ha mantenido en gran medida silencioso en cuanto a esta perturbadora tendencia.
En Puerto Rico, de acuerdo con las personas gay y transgénero, se ha vuelto aceptable socialmente despreciarlas, especialmente a los hombres que se visten de mujer.
“Hay líderes religiosos y políticos que están diciendo: ‘Los gays no tienen importancia; son gente diabólica y torcida”, dijo Pedro Julio Serrano, gerente de comunicaciones de la organización estadounidense National Gay and Lesbian Task Force (Fuerza de Choque Gay y Lesbiana Nacional). “Eso es incitar a la violencia. No hemos visto nada como esto aquí desde la década de 1980”.
En esa década, el asesino en serie Ángel Colón Maldonado, conocido como el “Ángel de los Solteros” fue encontrado culpable de matar a seis hombres gay. Él era sospechoso de haber matado a otros 27.
Serrano dijo que la retórica antigay actual es encabezada en gran medida por el presidente del Senado de Puerto Rico Thomas Rivera Schatz, quien se asegura de preguntar a todos los candidatos a altos puestos del gobierno en audiencias de confirmación si ellos están a favor del matrimonio gay.
“Llegará el cambio al Tribunal Supremo… un Tribunal Supremo… que defenderá los derechos de la familia puertorriqueña, y los valores tradicionales de la familia, no la familia torcida que pretenden algunos que se implemente en Puerto Rico a través de legislación o a través de jurisprudencia”, dijo Rivera Schatz en una audiencia de confirmación judicial.
La pastora Wanda Rolón salió en los titulares cuando publicó un mensaje en Facebook diciendo que “RM” iba a “llevar a Puerto Rico al mismo infierno”. Luego, ella negó haber comparado al cantante Ricky Martin con el diablo, pero lamentó la manera en que el artista habla abiertamente de su homosexualidad.
“Glorificar esa conducta, no”, dijo ella al periódico Primera Hora. “Yo no glorificaría a un adicto a las drogas, a los alcohólicos”.
Algunos de los agresores — incluyendo al hombre que golpeó a Francheska González — han admitido incluso haber tenido relaciones románticas con transexuales. El atacante de González está en libertad bajo fianza en espera de juicio.
En el caso de la decapitación de López, el homicida recurrió a la llamada defensa de “pánico gay”: el asesinato fue cometido en un ataque de cólera cuando el homicida se dio cuenta de que estaba con un hombre.
Al cadáver descuartizado de López se le prendió fuego y fue abandonado junto a la carretera en la ciudad de Caguas, catapultando el tema de la violencia contra gays y transexuales en la isla a los titulares internacionales. El homicida está cumpliendo una condena de 99 años.
“Jorge Steven es el Matthew Shepard de Puerto Rico”, dijo Thomas Bryan Pico, un abogado que ayuda a las familias de las víctimas a navegar el sistema de justicia criminal, aludiendo al estudiante gay de Wyoming cuyo asesinato inspiró la legislación federal del mismo nombre contra los crímenes de odio implantada en EEUU en el 2009.
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