viernes, 3 de junio de 2011

TRANSFORMISTAS CUBANOS… VOCES DE UN QUEHACER CULTURAL


El transformismo es una manifestación cultural que nos acompaña desde hace siglos. Sin embargo poco se ha dicho sobre la presencia de artistas transformistas en escenarios cubanos.


Los prejuicios sociales aún sancionan las expresiones transgénero. De manera especial se considera como antinatural, escandaloso y frívolo el hecho de que algunos hombres asuman roles, expresiones, modos y formas de mujer.


Por ello el transformismo que asumen un grupo de artistas autodidactas, glamoroso, que se propone a través de códigos propios imitar a artistas femeninas populares, se ha relegado a espacios subalternos.


Si bien perviven en nuestro recuerdo, como expresiones de la cultura popular, las actuaciones de Rita Montaner en Mamá Inés y Aurora Basnuevo en Cheo Malanga, e incluso admiramos la labor de Osvaldo Doimeadios en su espectacular Margot y reímos a carcajadas con la Pía de Antolín, aún no se valora la destreza, esfuerzo propio y virtuosismo en los performance quienes recrean de manera habitual la imagen de reconocidas cantantes cubanas o divas del espectáculo internacional.


Muchos se reconocen como artistas, otros- luego de años de trabajo- aspiran a ser vistos como profesionales de la cultura y son conscientes de las carencias a nivel técnico e interpretativo que enfrentan a diario, pues la mayoría no ha podido acceder a escuelas de arte o formación profesional.


Entre los retos habituales se encuentra posicionar una identidad propia que las identifique en escena y las ubique en la preferencia del público. Así los diversos “personajes”- interpretados por transgéneros u hombres-, pueden caracterizarse por la fuerza en la interpretación; la belleza y fastuosidad de los trajes; el nivel de recreación de lo femenino- en la mayoría de los casos relacionado con valores tradicionales como la belleza la delicadeza y la pasión-, o en el humor, por ejemplo.


Margot, es una transformista que hoy presenta y anima gran parte de los espectáculos de la ciudad. Con una gracia natural, buen humor, agilidad mental y mucho carisma se ha posicionado dentro del ámbito del transformismo como un personaje único y muy querido.


“Cuando uno empieza trata de marcar diferencias. Transformistas bellas y que doblan muy bien hay muchas y mi objetivo era buscar dentro del transformismo algo que fuera auténtico. De hecho hago humor pero busco la imagen del transformismo. La historia de la locución ha sido porque, por suerte, tengo facilidad de palabra, me expreso bien, estudié algo de actuación y bueno si lo que carecía el transformismo era de locutoras pues Margot trata de ocupar ese espacio y por suerte el público me ha acogido muy bien”, dijo a la Revista Mujeres.


Pero Margot no solo es una buena transformista que sabe guiar un espectáculo. En la Gala de este 2011, se desdobló como actriz, al encarar el rol de Santa Camila de La Habana Vieja, en una interpretación audaz, temperamental, orgánica y a todas luces, conmovedora.


No solo rostros bellos, excelentes maquillajes y vestidos suben al escenario. Una de las reinas de la interpretación y la dramaturgia es Imperio, quizá de las transformistas más aclamadas por el público en Cuba.


Imperio es una creación de Abraham, quien ha actuado con la compañía teatral El Público en varias ocasiones. Con más de dos décadas en los escenarios cubanos, su números se caracterizan por la originalidad y la pasión que despliega en el escenario. Durante un ensayo del espectáculo que se presentó en el Carl Marx nos comentó:


“Cuando empecé hace 23 jamás pensé que iba a llegar a un teatro y menos al Carlos Marx que es la meca en Cuba, no solo para el transformista cubano sino para cualquier artista. La posibilidad que te da este espectáculo es una aspiración cumplida. Estoy muy feliz. Imagínate que hace cuatro días que no duermo, por el vestuario, los ensayos y un millón de cosas. Pero el público hace que valga la pena, cuando me aplauden”.


NOTA: Quizás valga la pena recordar que el "trasformismo" es una variante del "travestismo". Como tal, no implica -necesariamente- cuestiones de género ni de orientación sexual, es decir, no implica a las mujeres transexuales y/o transgenero. El "transformismo"implica el uso de prendas o vestuario socialmente asignado al sexo opuesto de la persona, con la característica, en este caso, de utilizar dichas prendas para el desarrollo de un arte: la imitación lo más perfecta posible, de un personaje femenino.


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