sábado, 16 de noviembre de 2013

La activista transexual que muere de pie

por Fernando Díaz

 

Hace un lustro, la activista mexicana Irina Layevska Echeverría presentaba su libro “Carta a mi padre”, en el que relata la lucha diaria por enfrentar una doble discriminación: la de ser una persona con discapacidad y, al mismo tiempo, ir en la búsqueda de su verdadera identidad de género como mujer transexual.

A partir de este testimonio, la periodista y ahora realizadora Jacaranda Correa se dio a la titánica labor de construir el documental “Morir de pie”, con el que desea compartir con el público un retrato sobre los prejuicios sociales en torno a cuestiones elementales como la sexualidad humana, en su opinión, todavía plagada de tabúes.

Mi intención no fue realizar un reportaje televisivo, sino trasladar al lenguaje cinematográfico las vidas de Irina Layevska y Nélida Reyes, dos personajes interesantes que me abrieron su archivo personal para descubrir una historia de amor y una gran enseñanza de vida”, expresó Correa durante la presentación del filme, estrenado hace unos días en la Cineteca Nacional de la Ciudad de México.

El largometraje muestra diversos aspectos en la vida de Irina: su infancia, plagada de aparatos y cirugías hechas para corregir malformaciones en su columna, así como una negligencia médica que la confinó a la silla de ruedas; también la ausencia de su padre, un preso político con férreas ideas comunistas que intentó cambiar al mundo, pero no lo logró.

“Morir de pie” también desvela momentos cruciales de la protagonista: su etapa como hombre, en la que estuvo casada con Nélida Reyes; las simpatías que obtuvo por su parecido con el “Che” Guevara, incluida la barba característica y una boina; además de la decisión que cambiaría su vida para siempre: convertirse en mujer.

De acuerdo con la activista, el libro y el documental reflejan una situación que para la mayoría de las personas resulta incomprensible, es decir, vivir en un cuerpo equivocado y en consecuencia, ser objeto de prejuicios, exclusión social y discriminación por discapacidad y género.

Jacaranda es una mujer tenaz e hizo un trabajo honesto, y a pesar de que algunas escenas en la película no me gustan, en el sentido de que me remontan a momentos muy difíciles de mi vida, he aprendido que este filme no es mío, pues le pertenece al público, sólo es mi historia; lo que la gente pueda ver en ella dependerá de cada quien”, señaló la activista.

Correa, quien para hacer el filme cerró un ciclo en Canal 22, donde estuvo al frente de varios programas, se mostró sorprendida por el impacto que la cinta tuvo a su paso por festivales internacionales, no sin haber separado dos de sus pasiones más grandes: el periodismo televisivo y el cine, específicamente el género documental.

‘Morir de pie’ es un trabajo con muchos niveles emocionales. Creo que en el cine la emoción mueve muchas cosas en el público para que entienda ciertos temas, y aún en estos tiempos de nada sirve explicar, apelar a la razón, a las numerarias o a los especialistas para hablar de temas tan complejos. Al final esta es una historia de amor”, afirma.

Para el crítico de cine Jorge Ayala Blanco, la ópera prima de Jacaranda Correa representa una “docuficción que retoma los mejor de ambos géneros, para contar una historia transgresora y descubrir dimensiones que nosotros no conocemos. Es una de las películas más valiosas y perturbadoras del cine documental mexicano”.



No hay comentarios: