A finales de 2013, España conoció la historia de Gaby, una niña transexual de Málaga
cuya madre estaba luchando contra el colegio en el que estudiaba para
que la menor fuese tratada en femenino por el cuerpo docente y que
pudiese vestir acorde al género con el que se identifica.
Lo que a priori se vio como un caso extraño y particular propició que muchos padres viesen que a sus pequeños les sucedía lo mismo que a Gaby, lo que sirvió para crear el colectivo Chrysallis primero a nivel autonómico y luego nacional, pues fueron saliendo más y más casos.
Ahora, en la otra punta de la península, hemos conocido la historia de Sara, una niña de 9 años de Lugo que gracias al trabajo de sus padres, Jesús Covas y Cristina Palacios (en la imagen), ha iniciado el tránsito social. Para muchos papás, la historia es harto conocida: pese a que fue inscrita con nombre de varón en el registro civil, con un añito y medio usaba los zapatos de su madre, y se colocaba en el pelo una toalla para similar tener una larga cabellera.
Durante unas vacaciones, Sara comenzó a vestir con ropa exclusivamente de niña. “No fomentamos ni tapalos lo que estaba ocurriendo con Sara, simplemente la observábamos en casa dejándola actuar con libertad. Lo más sencillo en este caso sería mirar para otro lado, pero no es lo que queremos para nuestra hija” señalan los padres. Así, cuando las vacaciones acabaron y regresaron a su rutina del día a día, comenzaron a explicar a sus conocidos el cambio no solo de aspecto sino de identidad de la cría, y también acudieron a la Consellería de Educación para cambiar los papeles oportunos. Como en Galicia no hay nada reglado sobre transexualidad infantil, aportaron un protocolo de Andalucía, básico, relativo al nombre y al uso de los baños femeninos, y desde el organismo público “no nos pusieron muchas pegas”.
No es nada fácil tener un hijo transexual, principalmente debido a la desinformación que tiene la sociedad, incluyendo los propios padres, sobre lo que le sucede a sus hijos. En ocasiones, los niños viven con dificultades su identidad sexual, y en el caso de Sara les llegó a decir a sus padres que “si me vuelven a llamar maricón, que sea con vestidos de niña”.
Fue precisamente la prensa la que ayudó a Jesús y Cristina a conocer lo que le sucedía a su pequeña, con un reportaje llamado 'En nombre de Enma' y que narraba otro caso de transexualidad infantil y que le ayudó a sentarse con su hija para comenzar el tránsito social. En la actualidad, más de cien menores en España viven con el género con el que se sienten identificados, el cual es diferente respecto al que fueron inscritos en el registro al nacer.
Fuente: La Voz de Galicia
Lo que a priori se vio como un caso extraño y particular propició que muchos padres viesen que a sus pequeños les sucedía lo mismo que a Gaby, lo que sirvió para crear el colectivo Chrysallis primero a nivel autonómico y luego nacional, pues fueron saliendo más y más casos.
Ahora, en la otra punta de la península, hemos conocido la historia de Sara, una niña de 9 años de Lugo que gracias al trabajo de sus padres, Jesús Covas y Cristina Palacios (en la imagen), ha iniciado el tránsito social. Para muchos papás, la historia es harto conocida: pese a que fue inscrita con nombre de varón en el registro civil, con un añito y medio usaba los zapatos de su madre, y se colocaba en el pelo una toalla para similar tener una larga cabellera.
Durante unas vacaciones, Sara comenzó a vestir con ropa exclusivamente de niña. “No fomentamos ni tapalos lo que estaba ocurriendo con Sara, simplemente la observábamos en casa dejándola actuar con libertad. Lo más sencillo en este caso sería mirar para otro lado, pero no es lo que queremos para nuestra hija” señalan los padres. Así, cuando las vacaciones acabaron y regresaron a su rutina del día a día, comenzaron a explicar a sus conocidos el cambio no solo de aspecto sino de identidad de la cría, y también acudieron a la Consellería de Educación para cambiar los papeles oportunos. Como en Galicia no hay nada reglado sobre transexualidad infantil, aportaron un protocolo de Andalucía, básico, relativo al nombre y al uso de los baños femeninos, y desde el organismo público “no nos pusieron muchas pegas”.
No es nada fácil tener un hijo transexual, principalmente debido a la desinformación que tiene la sociedad, incluyendo los propios padres, sobre lo que le sucede a sus hijos. En ocasiones, los niños viven con dificultades su identidad sexual, y en el caso de Sara les llegó a decir a sus padres que “si me vuelven a llamar maricón, que sea con vestidos de niña”.
Fue precisamente la prensa la que ayudó a Jesús y Cristina a conocer lo que le sucedía a su pequeña, con un reportaje llamado 'En nombre de Enma' y que narraba otro caso de transexualidad infantil y que le ayudó a sentarse con su hija para comenzar el tránsito social. En la actualidad, más de cien menores en España viven con el género con el que se sienten identificados, el cual es diferente respecto al que fueron inscritos en el registro al nacer.
Fuente: La Voz de Galicia
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