Un descubrimiento señala que la transexualidad tiene una base biológica
Sentirse hombre o mujer no siempre coincide con el sexo biológico. ¿Por qué razón? Un estudio de la Universidad Médica de Viena ha revelado que la causa podría estar en el cerebro. En él se ha descubierto que hombres y mujeres poseen ciertas microestructuras de conexiones neuronales diferenciadas. Y que esas microestructuras, en el caso de los transexuales, se sitúan en una posición intermedia entre ambos sexos. El hallazgo, como otros realizados previamente sobre cerebro y transexualidad, sugiere que esta condición humana tiene una base biológica. Por Marta Lorenzo.
La transexualidad
se define como la identificación de una persona con el sexo opuesto a
su sexo biológico, y es una condición que socialmente no suele
comprenderse bien. La ciencia, sin embargo, ha dado en los últimos
tiempos algunas respuestas a esta característica.
Por ejemplo, en 2012, un equipo de investigadores de varios centros españoles, tras analizar el grosor de la corteza cerebral de personas transexuales, descubrió que se da una feminización en dicha corteza en el caso de hombres que se sienten mujeres, y ciertas diferencias en las estructuras subcorticales cerebrales de las mujeres que se sienten hombres.
Ahora, otro estudio realizado en la Universidad Médica de Viena por varios neurocientíficos ha demostrado que la identidad sexual (el hecho de sentirse hombre o mujer, independientemente del sexo biológico que en realidad se tenga) se refleja en la forma de las conexiones neuronales entre diversas regiones cerebrales.
Diferencias cerebrales
Mientras que el sexo biológico se manifiesta generalmente en el aspecto físico, la identidad individual de género no es siempre discernible con claridad.
Dado que el cerebro es el responsable de nuestros pensamientos, sentimientos y acciones, diversos centros de investigación de todo el mundo están buscando la representación neuronal de la identidad sexual.
Dirigido por el investigador Rupert Lanzenberger y publicado en la prestigiosa revista Journal of Neuroscience, el presente estudio halló conexiones neuronales relacionadas con la percepción de la identidad de género.
En la investigación participaron personas transexuales y otros sujetos de un grupo de control femeninos y masculinos, que se sentían identificados con su sexo biológico. Los cerebros de todos ellos fueron examinados con la técnica de tomografía de resonancia magnética (TRM), que consiste en influir en los átomos de hidrógeno presentes en el organismo (en este caso, en el cerebro) con campos magnéticos. La respuesta de dichos átomos da información sobre el tejido en que estos se encuentran. Mediante un ordenador, esa respuesta es interpretada para generar representaciones de dichos tejidos.
Este análisis reveló, por un lado, que existen diferencias significativas en la microestructura de las conexiones cerebrales entre hombres y mujeres. Por otro, que las conexiones cerebrales de las personas transexuales estarían en una posición intermedia entre las de ambos sexos.
En tercer lugar, el estudio permitió detectar una fuerte relación entre esas redes de conectividad neuronal y los niveles de testosterona medidos, en la sangre de los individuos sometidos a este estudio.
Según Lanzenberger, todos estos resultados “sugieren que la identidad sexual está reflejada en la estructura de las redes neuronales que se forman bajo la influencia moduladora de las hormonas sexuales, en el transcurso del desarrollo del sistema nervioso”.
Por ejemplo, en 2012, un equipo de investigadores de varios centros españoles, tras analizar el grosor de la corteza cerebral de personas transexuales, descubrió que se da una feminización en dicha corteza en el caso de hombres que se sienten mujeres, y ciertas diferencias en las estructuras subcorticales cerebrales de las mujeres que se sienten hombres.
Ahora, otro estudio realizado en la Universidad Médica de Viena por varios neurocientíficos ha demostrado que la identidad sexual (el hecho de sentirse hombre o mujer, independientemente del sexo biológico que en realidad se tenga) se refleja en la forma de las conexiones neuronales entre diversas regiones cerebrales.
Diferencias cerebrales
Mientras que el sexo biológico se manifiesta generalmente en el aspecto físico, la identidad individual de género no es siempre discernible con claridad.
Dado que el cerebro es el responsable de nuestros pensamientos, sentimientos y acciones, diversos centros de investigación de todo el mundo están buscando la representación neuronal de la identidad sexual.
Dirigido por el investigador Rupert Lanzenberger y publicado en la prestigiosa revista Journal of Neuroscience, el presente estudio halló conexiones neuronales relacionadas con la percepción de la identidad de género.
En la investigación participaron personas transexuales y otros sujetos de un grupo de control femeninos y masculinos, que se sentían identificados con su sexo biológico. Los cerebros de todos ellos fueron examinados con la técnica de tomografía de resonancia magnética (TRM), que consiste en influir en los átomos de hidrógeno presentes en el organismo (en este caso, en el cerebro) con campos magnéticos. La respuesta de dichos átomos da información sobre el tejido en que estos se encuentran. Mediante un ordenador, esa respuesta es interpretada para generar representaciones de dichos tejidos.
Este análisis reveló, por un lado, que existen diferencias significativas en la microestructura de las conexiones cerebrales entre hombres y mujeres. Por otro, que las conexiones cerebrales de las personas transexuales estarían en una posición intermedia entre las de ambos sexos.
En tercer lugar, el estudio permitió detectar una fuerte relación entre esas redes de conectividad neuronal y los niveles de testosterona medidos, en la sangre de los individuos sometidos a este estudio.
Según Lanzenberger, todos estos resultados “sugieren que la identidad sexual está reflejada en la estructura de las redes neuronales que se forman bajo la influencia moduladora de las hormonas sexuales, en el transcurso del desarrollo del sistema nervioso”.
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Una condición biológica
En la investigación de 2012, realizada como se ha dicho por científicos españoles, se llegó a una conclusión similar. Según los investigadores, en las personas transexuales el desarrollo cerebral se habría visto condicionado en el “momento en que se produjo una asimetría en el efecto de los andrógenos, las hormonas sexuales masculinas”.
Como consecuencia, el grosor de la corteza cerebral de hombres que se sienten mujeres sería diferente respecto al resto de varones y similar al grosor de la corteza femenina. En el caso de las mujeres transexuales, dado que no había diferencias respecto a las demás mujeres en lo que a grosor de la corteza se refiere, se descubrió que uno de los núcleos subcorticales del cerebro de estas pacientes sí mostraba una masculinización, ya que su volumen era similar al masculino.
Los hallazgos fueron realizados en este caso por medio de técnicas de neuroimagen. Estos dos trabajos sugieren que la condición humana de la transexualidad tendría una raíz biológica.
Más claves en el síndrome del miembro fantasma
En 2008, otra investigación más, en este caso realizada por expertos de la Universidad de California en San Diego (EEUU) descubrió que los transexuales que han modificado su condición sexual de hombre a mujer mediante la extirpación del pene padecen el conocido como “síndrome del miembro fantasma ” (sensación de que un miembro que ha sido amputado sigue conectado al cuerpo y funcionando con el resto de éste) en mucha menor medida que los hombres que han sufrido la extirpación del pene por otras causas.
Los investigadores sugirieron entonces que esta diferencia podía deberse a que exista una imagen predeterminada de género específico en el cerebro de los transexuales que no se corresponda con el género externo. Afirmaron asimismo que antes del nacimiento, el cerebro de estas personas habría desarrollado una imagen del cuerpo que podría no corresponderse en todos los casos con la expresión fisiológica del individuo.
Este hecho permitiría comprender mejor el mecanismo por el cual existe la transexualidad, que por tanto debería ser entendida no como una “anomalía”, sino como una parte natural del espectro del comportamiento humano, concluyeron los científicos.
En la investigación de 2012, realizada como se ha dicho por científicos españoles, se llegó a una conclusión similar. Según los investigadores, en las personas transexuales el desarrollo cerebral se habría visto condicionado en el “momento en que se produjo una asimetría en el efecto de los andrógenos, las hormonas sexuales masculinas”.
Como consecuencia, el grosor de la corteza cerebral de hombres que se sienten mujeres sería diferente respecto al resto de varones y similar al grosor de la corteza femenina. En el caso de las mujeres transexuales, dado que no había diferencias respecto a las demás mujeres en lo que a grosor de la corteza se refiere, se descubrió que uno de los núcleos subcorticales del cerebro de estas pacientes sí mostraba una masculinización, ya que su volumen era similar al masculino.
Los hallazgos fueron realizados en este caso por medio de técnicas de neuroimagen. Estos dos trabajos sugieren que la condición humana de la transexualidad tendría una raíz biológica.
Más claves en el síndrome del miembro fantasma
En 2008, otra investigación más, en este caso realizada por expertos de la Universidad de California en San Diego (EEUU) descubrió que los transexuales que han modificado su condición sexual de hombre a mujer mediante la extirpación del pene padecen el conocido como “síndrome del miembro fantasma ” (sensación de que un miembro que ha sido amputado sigue conectado al cuerpo y funcionando con el resto de éste) en mucha menor medida que los hombres que han sufrido la extirpación del pene por otras causas.
Los investigadores sugirieron entonces que esta diferencia podía deberse a que exista una imagen predeterminada de género específico en el cerebro de los transexuales que no se corresponda con el género externo. Afirmaron asimismo que antes del nacimiento, el cerebro de estas personas habría desarrollado una imagen del cuerpo que podría no corresponderse en todos los casos con la expresión fisiológica del individuo.
Este hecho permitiría comprender mejor el mecanismo por el cual existe la transexualidad, que por tanto debería ser entendida no como una “anomalía”, sino como una parte natural del espectro del comportamiento humano, concluyeron los científicos.
Referencias bibliográficas:
Kranz GS, Hahn A, Kaufmann U, Küblböck M, Hummer A, Ganger S, Seiger R, Winkler D, Swaab DF, Windischberger C, Kasper S, Lanzenberger R. White matter microstructure in transsexuals and controls investigated by diffusion tensor imaging. Journal of Neuroscience (2014). DOI: 10.1523/JNEUROSCI.2488-14.2014.
Leire Zubiaurre-Elorza, Carme Junque, Esther Gómez-Gil, Santiago Segovia, Beatriz Carrillo, Giuseppina Rametti y Antonio Guillamón. Cortical Thickness in Untreated Transsexuals, Cerebral Cortex (2012). DOI:10.1093/cercor/bhs267.
Kranz GS, Hahn A, Kaufmann U, Küblböck M, Hummer A, Ganger S, Seiger R, Winkler D, Swaab DF, Windischberger C, Kasper S, Lanzenberger R. White matter microstructure in transsexuals and controls investigated by diffusion tensor imaging. Journal of Neuroscience (2014). DOI: 10.1523/JNEUROSCI.2488-14.2014.
Leire Zubiaurre-Elorza, Carme Junque, Esther Gómez-Gil, Santiago Segovia, Beatriz Carrillo, Giuseppina Rametti y Antonio Guillamón. Cortical Thickness in Untreated Transsexuals, Cerebral Cortex (2012). DOI:10.1093/cercor/bhs267.
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