María José nació como Luis Fernando sin embargo, en algún momento de
su vida se dio cuenta de que ese no era ella, que vivía en una identidad
de género que no era la suya.
Pronto terminará sus estudios de post grado en Comunicación de la
Universidad de Costa Rica y es así como ha solicitado la posibilidad de
que su título profesional integre el nombre por el que todos la conocen:
María José Solano (en memoria de sus abuelos).
Solano recuerda que siempre fue un niño poco masculino -de una
familia acomodada y culta- quien nunca encontraba momento o lugar en el
que se sintiera que “encajaba”, una situación de incertidumbre que le
hacía pensar que definitivamente algo no estaba bien con el entonces,
él.
“Que un chiquito se vea como niña es muy difícil para el chiquito
mismo, para poder organizar su mundo a partir de esa realidad (…) a los
12 años se me hicieron preguntas que me hicieron interiorizar que algo
estaba pasando. Es un panorama incierto para entrar en una adolescencia
donde ese es el tema fundamental, para mí fue muy difícil”, admitió
María José.
Cuando llegó a la universidad fue siempre cuestionada por su
personalidad y forma de vestir, pero el proceso de cambio hacia su
verdadera identidad, llegó cuando inició precisamente el posgrado. Para
ella es un proceso evolutivo, una interiorización de necesidades y
análisis de lo que realmente es la persona, “tenés muy guardada esa
persona y en un momento determinado adquirís un grado de valentía como
para poder permitirla ver”, comentó.
Los nombres no la desviven los percibe como una etiqueta, aun así,
tuvo conversaciones con la Vicerrectoría de Asistencia Social y el
sistema de estudios de posgrado, quienes le aseguraron que puede indicar
en su título siempre y cuando su cédula también lo incluya, en el
apartado: “conocido como”.
Este tipo de espacios de diálogo y promoción de cambios en la Universidad de Costa Rica son los que precisamente buscaba el Festival Interuniversitario de la Diversidad, en la Universidad de Costa Rica, en el cual nos encontramos con ella.
Solano aseguró que sin duda seguirán dándose más cambios y la
integración de las personas transgénero es algo de lo que la universidad
puede prescindir pues “la persona transgénero es especial, la vivencia
le ha hecho ser un ente más sensible en ambas direcciones”, dijo.
Seguirá disfrutando de renunciar a todo aquello que le dijeron en
algún momento que tenía que ser, como ella lo dice. Hasta el momento no
ha encontrado verdadera resistencia con respecto a la aceptación de su
persona en el sistema educativo superior; muy probablemente sea la
primera persona transgénero en obtener el reconocimiento de su identidad
en un título, pero enfatiza que cuando encuentre cualquier tipo de
obstáculo se lo “brincará”.
“Me siento orgullosa de ser la primer mujer transgénero en un
posgrado en esta universidad, evidentemente (…) Cuanto vos te asumís
como persona y te construís, creo que es el verdadero valor como persona
y la verdadera autenticidad como ser humano”, concluyó Solano.
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