Buenos Aires, 26 de enero (Télam).- Valeria Ramírez, quien estuvo detenida durante la dictadura en el centro clandestino conocido como "El Pozo" de Banfield, brindó hoy su testimonio ante la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) -perteneciente a la Secretaría de Derechos Humanos- y se convirtió en el primer caso de una persona transexual en declarar ante este organismo.
"Nuestra camiseta era que nos poníamos tetas y luchábamos por nuestra identidad de género; para los represores era lo mismo que si usáramos una remera del `Che` Guevara", sostuvo en una entrevista concedida a Télam luego de brindar por más de dos horas su testimonio en la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación.
Es la primera vez que Valeria relata ante un organismo los hechos ocurridos en el verano de 1977, cuando fue arrestada junto a otras compañeras mientras ejercían la prostitución en el Camino de Cintura de Llavallol, y nunca había declarado ante la Justicia.
"En ese momento nosotras no considerábamos que militábamos porque no participábamos de ningún partido político, pero después comprendimos que sí, que militábamos por nuestro derecho a la identidad", relató.
Luego de una primera detención de cuatro días en el Pozo de Banfield fue liberada y, a los pocos días, fue detenida nuevamente y trasladada al mismo centro clandestino de detención.
"Nos violaban sistemáticamente, de hecho nos obligaban a tener sexo por un plato de comida, cuando pedíamos agua o para que se nos permitiera ir al baño. Si no accedías no te daban de comer o te pegaban", recordó.
"Un día que me dieron permiso me fui a bañar y sentí una voz de mujer que gritaba y decía: `ya viene`. Luego escuché el llanto de bebé y a una mujer policía que dijo: `andá al baño y limpiá toda esta mugre que hiciste`", detalló Valeria sobre el parto de una detenida que presenció durante el segundo ingreso.
Valeria consideró que su declaración es "una puerta abierta para que algunas compañeras que pasaron por situaciones similares se animen a dar su testimonio sobre aquella época, pero también para que no pase más en las comisarías hoy en día, donde todavía persisten situaciones de abuso".
Desde hace doce años es miembro de la Fundación Buenos Aires Sida (FBAS), donde realiza tareas de concientización y lucha por los derechos de sus pares, y recién hace tres que le contó a sus compañeros sobre su paso por el centro clandestino.
"No sólo era por miedo que no lo contaba, sino por la naturalización de la violencia hacia las trans", afirmó Alejandro Freyre, coordinador general de FBAS.
Alejandro remarcó que a medida que Valeria iba contando su testimonio, muchas personas le preguntaban dónde militaba "sin comprender que era una militante de género y que esa militancia en la dictadura era subversiva".
"Entre sus compañeras se reunían en la clandestinidad, se pasaban información, se avisaban cuando habían racias, salían juntas porque les daba menos miedo y sabían que cuando se las llevaban podían no volver", señaló Freyre, quien acompañó a Valeria a dar testimonio.
El testimonio de Valeria ante la CONADEP es vivido por el colectivo de gays, lesbianas, bisexuales, travestis y transgénero como parte de una serie de conquistas que vienen obteniendo como la promulgación de la Ley de Matrimonio Igualitario, el debate actual sobre la Ley de Identidad de Género y la obtención del primer DNI en el que se le permitió la mujer trans Florencia Trinidad figurar con su nombre y su foto.
"Hasta ahora ellas ni siquiera podían ir a declarar con su nombre. Hoy Valeria está satisfecha porque le tomaron el testimonio como Valeria Ramírez, como se lo merece, porque cuando la violaban le decían `putita linda`, porque la llevaron por su militancia por su identidad de género", sentenció Freyre.
Y concluyó: "Ella es la punta de un iceberg. Seguramente van a aparecer otras, aquellas que hayan sobrevivido no sólo a la represión, sino al abandono posterior de las políticas de Estado que durante años dejó afuera a las trans de la salud, la educación, el trabajo".(Télam).-
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