Desde muy pequeña Milagros reunía a sus hermanitos para jugar a la maestra. "Siempre supe que quería ser docente, me gusta mucho enseñar y creo que es una tarea muy importante dentro de una sociedad". Vestida sin estridencias, con blusa, jeans y zapatillas, acomoda un mechón rebelde que cae sobre su rostro y exhibe su satisfacción por terminar el primer año de la carrera con buenas notas, aunque no oculta el sabor amargo por un incidente registrado sobre fin de clases. "Me molesta mucho la discriminación, aunque sé que debemos convivir con eso. Pero en este caso resultó más lamentable porque provino de una directora de escuela. Nadie tiene derecho a pedirme explicaciones; me enojé tanto que presenté una denuncia ante el Inadi", recuerda.
LaArena/Diario Digital Transexual-. No será la primera ni la última vez que las personas crean tener derecho a juzgarla por su identidad sexual. "Esta sociedad todo lo rotula, margina y discrimina cuando es diferente. Muchas veces me han dicho puto (sic) como forma de insultarme, pero esta vez fue la directora de una escuela pública. Amenazó con denunciarme a Educación Sexual y se reía porque había descubierto que el nombre que figura en mi DNI no es Milagros. Me faltó el respeto y me amenazó", se lamenta.
Junto a sus compañeros, Milagros comenzó las prácticas de la carrera docente con las autorizaciones correspondientes. "En la Escuela 105 nunca habíamos estado. Las prácticas se realizan durante el horario normal de clases, si bien en esta etapa todavía las hacemos sin alumnos". Bajo la consigna "la institución y los contextos", son una suerte de tarea de investigación, "pero si algún maestro nos permite ingresar al aula podemos hacerlo". Al ingresar a la Escuela 105, "por la actitud de una maestra comprobamos que le tienen miedo a la directora, a quien evidentemente le molesta que usen su escuela para las prácticas". Como la directora no estaba cuando Milagros llegó "la secretaria nos pidió que volviéramos al día siguiente, pero las prácticas son obligatorias y las instituciones deben autorizarlas". Se quedaron, pudieron cumplir la primera jornada y prometieron regresar.
"Yo había realizado todas las prácticas anteriores y ésta sería la última. Llamé varias veces a la escuela para terminar el trabajo pero la directora siempre me respondía que no, primero puso la excusa del censo, luego se negó sistemáticamente por falta de tiempo, hasta que en una ocasión comenzó a gritar y manifestó su disconformidad por mi condición sexual". Cuando Milagros estuvo en la escuela la directora no advirtió su condición pero luego fue informada "por una chica que realiza una suplencia". "A la mayoría de las personas les molesta no darse cuenta, creen sentirse engañadas y pretenden que debo presentarme con un cartel que diga mi condición, pero a mí me molesta más tener que aclararlo", dice.
Derecho a ser.
Figura en sus planillas y DNI con su nombre de varón, pero para todos es Milagros Agostina, nombre que adoptó al cumplir doce años. "Me gustaría que legalicen el cambio de sexo e identidad. Para el primero de los casos hay un proceso de estudio e investigación con especialistas psicólogos y psiquiatras, aunque yo siempre fui mujer: basta ver mis fotos de cuando era chiquita", asegura. Si hasta su nacimiento fue simbólico: ocurrió en el trayecto entre Luan Toro y Victorica. Su familia tiene campo en la zona y trasladaban a su madre para el parto, pero ella nació en mitad del camino.
Si logra recibirse e ingresar al sistema educativo, será la primera docente travesti de La Pampa. "Me siento tan discriminada cuando no me permiten cambiar mi documento de identidad como cuando piensan que sólo podría trabajar como prostituta", asegura, antes de recordar que tiene "los mismos derechos que cualquier persona", entre ellos los de "estudiar y acceder a un trabajo digno". Siempre mantuvo su vocación docente. "De chiquita juntaba a mis hermanos y les daba clases, armábamos hasta los sobres con las cartitas para Papá Noel. Me encanta la idea de enseñar".
De todos modos, sus sueños y la vocación no le impiden ser consciente de una cruda realidad. "En la actualidad los maestros están muy castigados: ganan poco y las escuelas son guarderías donde las familias dejan a sus hijos y donde cada vez resulta más difícil enseñar normas de conducta. Si un docente pretende ponerle límites a un niño, lo más probable es que al día siguiente se encuentre con los padres pidiendo su cabeza", se lamenta.
Luchar contra un estigma.
La mayoría de las personas vincula casi naturalmente a las travestis y la prostitución. "No es el único destino posible para nosotras. Conozco a muchas personas en situación de prostitución y a veces creo que eligen esa actividad aún cuando podrían tener otras posibilidades. Tal vez ingresan a ese mundo porque parece el camino más fácil, pero con la droga se convierte en un círculo vicioso que les consume el alma", lamenta. No obstante, el estigma es casi inevitable y muchas personas "al descubrir mi identidad sexual me preguntan cuánto cobro".
Si bien aclara que en su círculo de amigos "la identidad sexual ni siquiera es un tema importante", reconoce que el ambiente donde se mueve la mayoría de las travestis "es muy complicado, sin códigos y con principios y actitudes sociales muy diferentes". Para ella, "todo depende de la familia. En mi hogar estuve siempre contenida y cuando más me sentí discriminada fue en los ambientes que "parecen" más tolerantes, como los boliches". Recuerda que hasta hace un tiempo "entraba gratis a las discotecas como todas las chicas bonitas, pero cuando algún patovica descubrió que yo era transexual me cruzó en la entrada y ya no pude ingresar".
Aunque a veces imagina un futuro venturoso en el amor por ahora sólo piensa en su familia y en terminar la carrera docente. "No desecho la idea de enamorarme y compartir la vida con alguien, porque es un sueño hermoso, pero para una persona como yo el amor resulta un tema muy difícil". Aunque parezca un contrasentido "es tal vez donde más se sufre la discriminación: yo sé que algunas personas no se jugaron por mí exclusivamente por mi condición. Esta sociedad los bloquea y no pueden llegar más allá, a pesar de sus sentimientos. Y yo tampoco puedo obligar a nadie a comprometerse en una relación seria, normal y salir de novios".
De allí que su único privilegio en el amor "son los amantes, porque al no poder tener novio tengo amantes". En este asunto el diálogo se torna más delicado pero Milagros aclara que jamás tuvo problemas para relacionarse sexualmente con los hombres. "Muchas personas no pueden asumir su homosexualidad, al menos socialmente: viven como heterosexuales pero se desviven por estar con alguien como yo". De todas maneras, se reconoce "diferente a una mujer y a un hombre" y asegura que pretende aparecer como mujer en su documento "porque necesito identificarme". Y concluye: "estoy en un trance, para ser mujer tendría que sentirme realizada en muchos aspectos como trabajo, amor, familia. Y por eso estudio".
"Los padres se dan cuenta"
"Yo creo que los padres siempre se dan cuenta. En mi caso, el primero en aclarar las cosas fue mi papá: un día me sentó y me preguntó si me gustaban los varoncitos. Yo tenía 10 u 11 años. Mi papá siempre dice que el mundo no sería tal si fuéramos todos iguales, y de allí que yo tengo muy clara la importancia de la diversidad", dice Milagros. Está convencida de que "el elemento fundamental para que una persona alcance su integridad es la familia. Mis padres aceptarían cualquier cosa, menos que me dedique a robar".
Pocos casos
Resultan muy pocos los antecedentes de personas transexuales registrados en el empleo formal argentino y menos aún en el sistema educativo. El caso más difundido es el de Melina Gutiérrez, quien en 2007 se convirtió en la primera transexual que ingresó al sistema educativo argentino como docente, en Ushuaia. Su designación provocó controversias y hasta hubo intentos de destituirla, aunque sin resultado porque accedió al cargo "con título, puntaje y merituación". Su desempeño fue calificado de "irreprochable" por las autoridades escolares. Melina nació en Punta Alta y estudió profesorado de Historia con especialización en Ciencias Sociales.
En Misiones, Fabi Tatarinoff brinda clases de apoyo gratis a niños y adultos, mientras estudia Ciencias Políticas en una universidad privada. Su caso también generó polémica, pero fueron los alumnos y sus padres quienes defendieron su desempeño, destinado a ayudar a chicos de barrios humildes para que puedan pasar de grado. Fabi dicta clases de apoyo en una casa del humilde Barrio Municipal de la localidad de San Martín y en la Cooperativa Eléctrica Limitada Oberá, con una remuneración mensual que paga el municipio. Su rol ya ha sido completamente aceptado por la comunidad.
Distinto destino tuvo Pamela, una mujer trans que dictaba clases en una escuela de Quilmes (Buenos Aires). Por presión de los padres prefirió renunciar a su cargo docente, a pesar de que ni las autoridades ni los propios alumnos mostraron quejas sobre su desempeño laboral.
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