domingo, 9 de enero de 2011

Transexuales: las trabas para desempeñar su verdadero rol de acuerdo a su identidad

Desde que era niño, Iván supo que era diferente a los demás, se sentía incómodo con su propio cuerpo, sus compañeros en la escuela le hacían burla por su forma de comportarse. Efectivamente, era diferente a los demás y de eso se dio cuenta a los 17 años, edad en la que decidió asumir un nuevo rol para convertirse en Natalia.

Ahora tiene 21 años, y desde hace cuatro años tomó esta decisión ya que en ese momento se dio cuenta que se encontraba en el cuerpo equivocado, que era una mujer transexual, por lo que quiso cambiar su apariencia física, su voz y hasta su nombre.

Dice sentirse feliz de esa decisión, ser una mujer plena a pesar de lo que diga la gente. “A pesar de que la sociedad se ha empeñado en criticarnos y tacharnos de que no somos más que estilistas o prostitutas, en mi caso no me siento así, yo soy más que un hombre o una mujer, soy un ser humano”, afirma.

“Sé que el camino de la transexualidad es muy difícil, ya que se tiene que ser muy valiente para enfrentar a la sociedad y a la familia, pero yo soy muy afortunada, sé que puedo estudiar una carrera universitaria y convertirme en profesionista, porque la sociedad debe entender que soy como cualquier persona”, agrega.

A Natalia le resulta un tanto incómodo hablar de su pasado pero no por ello lo recuerda como una tortura.

“A pesar de mis diferencias con los otros niños y niñas viví una niñez feliz, yo no viví traumas que me llevaran a tomar esta decisión, lo hago porque quiero y porque así me siento más cómoda con mi cuerpo”, cuenta.

Actualmente está en una etapa de hormonización, que le permite volver un tanto aguda su voz, ensanchar las caderas, evitar procesos que originalmente existen en un cuerpo masculino como el crecimiento de barba y bigote, etcétera, para después, iniciar el trámite que le permitirá cambiarse el nombre y así hacer que su acta de nacimiento, certificados escolares, credencial de elector y otros documentos, concuerden con su apariencia física.

Nuevas leyes

En el Distrito Federal hay leyes que han apoyado estas causas, por lo que ahora es posible que las y los transexuales que deseen hacerlo pueden cambiar su nombre y género en su acta de nacimiento. Se trata de un trámite que el gobierno local permite a través de un proceso llamado reasignación de concordancia sexo-genérica, en el cual toda persona considerada transexual, transgénero o travesti puede cambiar su documentación oficial de hombre a mujer o viceversa, y así obtener una nueva identidad jurídica.

Esto debido a que en agosto de 2008 la Asamblea Legislativa del DF aprobó reformas al artículo 135 del Código Civil y al capítulo IV del Código de Procedimientos Civiles del DF con lo cual toda persona nacida en la capital podía obtener una nueva documentación.

Como resultado, en el DF desde el 10 de octubre de 2008 se han levantado 46 nuevas actas por reasignación de concordancia sexo-genérica, de las cuales 28 pasaron del género masculino al femenino y 18 del femenino al masculino.

El proceso

El juicio debe estar a cargo de un Juez de lo Familiar quien debe emitir un oficio solicitando la corrección del acta de nacimiento al Registro Civil. Después, se debe acudir con un abogado para que elabore la demanda, presentar dos legajos de ella ante la Oficialía de Partes del Tribunal Superior de Justicia.

La demanda debe incluir las causas por las que se desea la reasignación, en donde se explique desde qué edad la persona comenzó a sentir su transexualidad, es decir, las causas de la demanda, los tratamientos hormonales y sicológicos que ha seguido, el motivo de inicio de la petición, entre otras.

En lo que refiere al tratamiento sicológico y hormonal, deberá ser por escrito. Se deberá comprobar haber llevado un seguimiento médico, endocrino, de rol y sicológico de por lo menos cinco meses, con profesionales que certifiquen el paso por el protocolo.

El protocolo, basado en lineamientos de la Asociación Internacional Harry Benjamín de Disforia de Género, incluye varias fases: la persona tiene que acudir a terapia sicológica para que el especialista determine si efectivamente la persona es candidata al cambio.

En la siguiente etapa llamada experiencia de género, el paciente debe asumir el rol contrario al del nacimiento, para que sicológicamente se prepare y asuma su cambio físico.

Luego se comenzará con un tratamiento hormonal y seguimiento endocrinológico y, para quien lo desee, la intervención quirúrgica de los genitales.

Una vez interpuesta la demanda con los requisitos mencionados, mas el pago del juicio que tiene un costo de mil 505 pesos, se pide que la persona lleve dos peritos, o bien personas que respaldarán las apelaciones de la demanda, los cuales pueden ser el siquiatra o el médico que ha tratado al demandante, ellos declararan ante el juez para corroborar los argumentos que ha expuesto quien solicita el cambio.

En el caso de que el juez avale todas las pruebas dictará sentencia y mandará un oficio al Registro Civil para hacer la anotación en el acta primigenia.

En el caso de los títulos, certificados de estudios y cédulas profesionales pueden ser corregidos una vez que la persona inicie el trámite.

Menores de edad no

Leticia Bonifaz, consejera jurídica del Gobierno del Distrito Federal, explicó que desde que se reformó el Código Civil local, el gobierno capitalino tuvo un acercamiento con la comunidad Lésbico Gay Bisexual Transexual (LGBT) en el que se identificó el problema que implicaba, para quienes habían cambiado su apariencia, no contaran con un documento de identidad que avalara su nuevo rol.

Leticia Bonifaz explicó que incluso se han acercado personas menores de edad que han querido realizar el cambio, las cuales han venido acompañadas de sus padres para autorizar el trámite, pero en estos casos la Consejería Jurídica admite que el proceso es más tardado y piden esperar a que se cumpla la mayoría de edad.

La consejera admite que es un programa excepcional ya que garantiza los derechos de las personas al contar con los documentos que le dan identidad y sobre todo no ser víctima de discriminación al coincidir su apariencia física con su nombre y documentación.

Detalló que van de los 21 a los 57 años los que han obtenido la reasignación, en los prevalece una mayoría de personas de 30 años que lo han hecho.

Bonifaz indicó que aunque la idea es facilitar a la comunidad LGBT el proceso —que no debe tardar más de cuatro meses en concluirse—, no hay un programa especializado en la Consejería Jurídica ya que el universo a atender es más pequeño que las otras minorías vulnerables, por lo tanto considera que es innecesario.

NOTA. Por si acaso, le cambie el título de este artículo que originalmente decia "Transexuales: las trabas para cambiar de rol". Pues no



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