Las inmigrantes indocumentadas transgénero enfrentan el desempleo entre otros retos para sobrevivir al cruzar la frontera.- Getty Images
Este tema fue analizado tras la presentación del documental “Crossing Over” de la directora mexicana Isabel Castro, uno de los primeros trabajos que explora la situación socioeconómica de tres inmigrantes transgénero que huyen de México y buscan asilo en Estados Unidos.
El filme, iniciado como un proyecto escolar por Castro y Katrina Sorrentino, la productora del filme, documentó durante cuatro años la estancia en Los Ángeles de Brenda, una activista comunitaria portadora del Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH).
También presenta el caso de Francis, una trabajadora doméstica en Estados Unidos que emigró luego de ser abusada y amenazada por un funcionario gubernamental en su natal Nayarit. Francis consiguió asilo a los 15 años de cruzar la frontera.
Documenta también la lucha cotidiana de Abigail, quien regresó a México tras recaer en el consumo de drogas y dedicarse al trabajo sexual.
“El hecho es que estas mujeres no necesariamente tienen elección, porque la oportunidad de empleo simplemente no está ahí”, indicó Castro en el Center for the American Progress en la capital estadunidense donde se proyectó su ópera prima.
Destacó la necesidad de aumentar la concientización sobre las dificultades que enfrentan las “translatinas” en Estados Unidos para encontrar empleo al pertenecer a una minoría sexual, ser inmigrantes indocumentadas y sin dominio del idioma.
Según el último Estudio Nacional de Discriminación Transgénero 2011, el 43 por ciento de indocumentadas de esa comunidad, son hispanas.
El 42 por ciento de las transgénero indocumentadas latinas perdieron el trabajo debido a prejuicios en comparación con el 26 por ciento de las hispanas ciudadanas. Asimismo al 47 por ciento les fue negado un empleo por pertenecer a esa minoría sexual.
Raffi Freedman-Gurspan, de la organización National Center for Trangender Equality (NCTE), dijo que desde el punto de vista del desarrollo humano, se debe impulsar la discusión sobre la justicia económica para las mujeres transgénero de color, uno de los grupos más marginados en Estados Unidos.
Destacó la necesidad de crear mayores oportunidades de educación y empleo para esa comunidad que realiza trabajos de baja remuneración y en alta proporción vive en la pobreza.
Freedman-Gurspan subrayó que la falta de empleo orilla a un gran número de mujeres transgénero a dedicarse a actividades fuera de la ley, arriesgando su proceso de solicitud de asilo. “Es claro que para estas mujeres no hay otra elección para sobrevivir”, remarcó.
El Estudio Nacional de Discriminación Transgénero 2011 indicó que el 34 por ciento de las latinas transgénero dijeron sentirse obligadas a participar en la economía subterránea (venta de drogas o trabajo sexual).
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