YAKARTA -- Hace mucho tiempo, Evie cuidó a "Barry" Obama, el niño que con el tiempo llegó a ser el hombre más poderoso del mundo. Ahora, la antigua niñera transgénero dejó los vestidos florales, chalecos de brocados y sostenes, y vive con temor en las calles de Indonesia.
Evie, quien nació como hombre pero se considera mujer, ha soportado una vida de burlas y golpizas debido a su identidad. Ella relata cómo una vez unos soldados le afeitaron su larga cabellera negra y le apagaron cigarrillos en sus manos y brazos.
La gota que colmó el brazo se produjo cuando encontró el cadáver de una amiga transgénero flotando en un canal de aguas negras hace dos décadas. Evie decidió guardar todas sus prendas femeninas en dos grandes cajas. Además regaló el maquillaje, sombras para párpados y lápices labiales que estaban a medio usar.
"Sabía en mi corazón que yo era mujer, pero no quise morir como tal", dijo Evie, ahora de 66 años, mientras sus labios tiemblan un poco al evocar esos recuerdos. "Por eso decidí simplemente aceptarlo... desde entonces he vivido como esto, como hombre".
La actitud de Indonesia hacia los transgénero es compleja.
Nadie sabe cuántos de ellos viven en la nación de 240 millones, pero algunos activistas calculan que son unos 7 millones. Debido a que en Indonesia es donde viven más musulmanes que en ningún otro país en el mundo, la importante presencia de hombres que viven como mujeres y viceversa muchas veces toma a los recién llegados por sorpresa. Pueden ser acompañantes ocasionales, trabajar como cantantes o en salones que incluyen celebridades famosas como Dorce Gamalama.
Sin embargo, el desdén social todavía es profundo y son invariablemente blanco de burlas. Ellos han adoptado un perfil más bajo en años recientes, tras una serie de ataques por parte de musulmanes de línea dura. Además, el organismo islámico más importante del país decretó recientemente que ellos deben de vivir como nacieron porque cada género tiene obligaciones por cumplir, como la reproducción.
"Deben aprender a aceptar su naturaleza", dijo Ichwan Syam, un importante clérigo musulmán en el influyente Consejo de Ulemas de Indonesia. "Si no están dispuestos a curarse médica y religiosamente" tienen que "aceptar su destino de ser ridiculizados y acosados".
Muchos transgénero optan por la prostitución porque es difícil encontrar empleo y porque quieren vivir de acuerdo con lo que creen es su verdadero género. Al hacerlo, se arriesgan a contraer sida y otras enfermedades de transmisión sexual.
Algunos, como Evie, han decidido que es mejor esconder sus sentimientos. Otros están retrocediendo. El mes pasado, un travesti de 50 años que solicitó ser la nueva líder de la Comisión Nacional de Derechos Humanos apareció en un lujoso vehículo de alquiler rodeado de fotógrafos.
"Soy muy fea para ser prostituta, pero puedo ser su guardaespaldas", declaró una bromista Yuli Retoblaut.
La amenaza de violencia es muy real: la Comisión Nacional de Derechos Humanos recibe unos 1.000 reportes de abusos por año que van desde el asesinato y violación, a la interrupción de actividades de grupo. A nivel mundial, al menos una persona trans es asesinada cada tres días, de acuerdo con el Observatorio de Personas Trans Asesinadas.
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