miércoles, 4 de mayo de 2011

Inyectan a travestis aceite de carro, de cocina y manteca de puerco en el sur de Tamaulipas


Por
:
Chantal Martínez Díaz

Ciudad Victoria Tamaulipas.- Una vez más, la realidad supera a la ficción sólo para demostrar que la percepción e imposición de la belleza femenina es un arma contra las mujeres que constituye una de las múltiples formas de la violencia de género. Sin embargo hay otro grupo de la población que sufre estas consecuencias.


Y es que la existencia de estereotipos femeninos da pie a una exacerbada presión social que empuja a las mujeres a la no aceptación de su propio cuerpo. Este paradigma de belleza y delgadez las lleva no sólo a gastar en costosos implantes y cirugías, sino a graves problemas de salud como la anorexia y la bulimia, los cuales, en numerosas ocasiones, derivan del maltrato y la violencia que las mujeres padecen cotidianamente.

Mujeres y hombres que viven como mujeres, actúan como mujeres y que quieren ser como mujeres son también vulnerables a esa presión.

Prueba de ello es la denuncia de un grupo de transgénero y travestis del sur de Tamaulipas, quienes dijeron que salones de belleza y supuestos spas están inyectando falso colágeno y botox exponiendo a los y las clientes de esos negocios a sustancias tóxicas como aceites de vehículos, aceites de cocina o manteca de puerco.

De acuerdo con Ana Karen López Quintana, presidenta de la Asociación Civil Tamaulipas Diversidad Vihda Trans, este es un problema muy recurrente y en el caso de los travestis o transgénero ya se han detectado al menos 50 casos en el sur de Tamaulipas.

La asociación que le da representatividad a este sector de la población denunció que no hay un control hacia estos establecimientos que lucran con la salud y exponen las vidas de los y las usuarias.

Los efectos dijo, son a corto y largo plazo y algunos de ellos han sufrido la mala práctica.

“Son al menos 50 personas con la identidad de transgénero o travestis las que han padecido este tipo de consecuencias de una mala práctica de la medicina estética en el sur de Tamaulipas”, apuntó.

Y es que este sector es muy asiduo a inyectarse tanto en los pectorales, las piernas, las caderas, los glúteos y la cara.

Añadió que se les ha recomendado ir a consultorios y clínicas perfectamente identificadas y con los permisos para evitar consecuencias fatales.

López Quintana pidió a la Secretaría de Salud, específicamente a la COEPRIS, que hagan una revisión exhaustiva de todos los establecimientos dedicados a la belleza, desde salones hasta spas porque son un riesgo.

Inclusive, recordó que esta misma dependencia haría un censo en la zona sur, donde proliferan este tipo de giros y que tienen muchísima demanda, tanto en los hombres como en mujeres.

Por otro lado, baste mencionar que, tan sólo en México, 95 por ciento de los casos de bulimia y anorexia corresponden a mujeres de entre 14 y 30 años, de acuerdo con datos de la Fundación Mexicana contra la anorexia y la bulimia; según la misma institución, ese rango de edad se ha extendido, en Europa, a niñas de 12 y mujeres cercanas a los 40 años.

A ello, por supuesto, contribuyen también la publicidad, la moda, el sexo, la vanidad, la falta de autoestima, la fama y un largo etcétera que incluye los patrones y estándares de belleza hegemónicos alrededor del mundo.

Se discute, entre otros asuntos, si esta obsesión por la belleza es algo público o íntimo; se intenta, desde numerosos frentes, como el feminismo y el ámbito de la salud, que las mujeres no sufran por sentirse atrapadas en cuerpos imperfectos -como si la perfección fuera algo posible- y se analizan los efectos de la cosmetología avanzada, que incluye tratamientos mal llamados "no invasivos", sólo porque no implican un quirófano o un bisturí.

En México ha habido mujeres famosas que deben pagar la factura por su obsesión por la belleza, pero en realidad la falta de autoestima y la violencia generada por los estereotipos femeninos constituyen un grave problema social y de salud.

A esto se suman las cifras, imposibles de calcular, de liposucciones mal hechas, "amarres" de intestinos e inyecciones para adelgazar, todas, ejemplo de ese intento de ver al cuerpo femenino sólo como un escaparate de perfección.

Los médicos recomiendan pensarlo detenidamente antes de manipular la estructura de nuestros cuerpos y evitar a los farsantes, mientras que sociólogos y especialistas llaman a la revisión de los códigos sanitarios.

De igual forma en el manejo de la publicidad alrededor el mundo; pero nada de eso ha podido destruir el gran mercado de la industria del embellecimiento ni paliar sus efectos sociales.

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