miércoles, 18 de mayo de 2011

"La paradoja de la tolerancia dentro de la diversidad sexual" ( y de la transexualidad)

Por Alejandro Ortiz Sotomayor

Hoy como muchos sabrán, en varias partes del mundo y también en nuestro país se celebra el día internacional contra la homofobia. Un mal que afecta a todos los sectores de la sociedad y no sólo al sector homosexual. Seguramente muchos de nosotros hemos escuchado de algún caso víctima de la homofobia otros incluso, hemos sido afectados directamente por este mal y créanme que eso es algo que nadie debe de experimentar.

En nuestro país, la comunidad LGBTTTI ha realizado varias marchas y manifestaciones para exigir la equidad de derechos y beneficios de los que goza toda la sociedad, además de pedir una penalización más fuerte contra los crímenes por odio y homofobia. En innumerable cantidad de ocasiones podemos ver como todo el colectivo se junta y se hace fuerte ante los ojos de la heterosexualidad, tal situación por ejemplo; ha sucedido con la muerte de Quetzalcoatl Leija, quien era un activista reconocido en el estado de Guerrero.

Hasta ahí, todo es perfecto, la unión hace a la fuerza, pues es necesario que para hacerte escuchar debes de agruparte con los tuyos y luchar por tus ideales, pero ¿es verdad que la unión existe en la comunidad LGBTTTI?; desgraciadamente no todo es color de arcoiris dentro de la bandera de la diversidad.

Lamentablemente y para desgracia de muchos, la discriminación sexual también existe dentro de la misma comunidad gay, empezando desde ése primer término. El ser gay, no significa ser homosexual, ni ser lesbiana ni tampoco transgénero, etc. El ser gay es un término utilizado para que —y creado por— los heterosexuales pudieran englobar a las diferentes preferencias sexuales en un sólo adjetivo, el cual posteriormente fue adoptado por gran parte de la comunidad. Pero éso, sólo es la punta el iceberg a la que quiero llegar; ¿cuántos de nosotros hemos discriminado a un miembro del colectivo, sólo porque es diferente a nosotros?, he ahí la cuestión.

Seguramente más de uno se ha identificado con la pregunta, pues hay una enorme cantidad de ejemplos en donde se pueden denunciar situaciones de ese tipo. Comenzando con el grupo más grande y tal vez más discriminado de todos: Las Lesbianas. Es curioso que cuando heterosexuales y homosexuales dicen soy gay, automáticamente se piensa en un hombre y no en una mujer, cuando el término aplica para los dos sexos. Dentro del mismo “ambiente homosexual”, las lesbianas —un término que tampoco me gusta para ser honestos— no son tomadas de la misma forma que a los hombres homosexuales.

Nada más basta ver la cantidad de curiosidades y tonterías dirigidas a un sector exclusivo como es el sexo masculino, cuando existe probablemente una mayor cantidad de mujeres homosexuales que de hombres en sí. Síntoma claro de que existe hasta un machismo dentro del colectivo; no por nada ellas se manifiestan aparte para exigir sus propios derechos.

Existen también otros casos un poco más reducidos por la cantidad de gente afín, pero que también merecen la atención. Los Trans (Transgéneros, Transexuales y Travestis) son duramente criticados y juzgados por gran parte de la gente homosexual. Para muchos es hasta tabú el tener un amigo o amiga que pertenezca a este grupo, pues al igual que cuando a un heterosexual lo tachan de homosexual por tener un amigo gay; a un homosexual lo tachan de Travesti por convivir con gente así, un pensamiento de lo más incorrecto en la comunidad homosexual. Incluso a la hora de tener un espacio en la ciudad, casi nunca se piensa en esta gente, marginandola a sectores específicos o tachando de manera automática el que si eres Trans, seguramente te dedicas a la prostitución.

Y así, la historia puede continuar y continuar con sectores más pequeños o ignorados dentro de la comunidad. Por lo tanto, te invito a pensar un poco. Tenemos que plantearnos todos que para poder exigir un respeto y una tolerancia hacia nuestras preferencias, tenemos que ser tolerantes hacia los demás en la misma proporción —incluso con la gente heterosexual—. No podemos caer en el mismo error que tanto queremos erradicar. Si hay algo que tiene la comunidad LGBTTTI es eso, diversidad.

Y por lo tanto debemos defender la ideología de cada uno de los miembros de este sector y no sólo de los gays; todos somos iguales entre sí y para conseguir eso tenemos que empezar desde adentro. Todos, Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transgéneros, Transexuales, Intersexuales, Osos, Leathers, Heterosexuales, Etc. formamos parte de ese arcoiris muchas veces reprimido pero siempre presente en el maravilloso mundo que engloba la diversidad.

Recuerda que para querer a los demás tienes que empezar por ti mismo, y para exigir que los demás te respeten tienes que respetar primero a los demás. Hoy día internacional contra la homofobia, te invito a pensar en qué tienes que cambiar y así juntos intentar erradicar desde sus raíces este mal del que todos hemos sido partícipes en la sociedad.

Juntos digamos NO a la Homofobia.

NOTA: Importante y profundo éste artículo de Alejandro Ortiz. Y es que en realidad la negación de la diversidad ha estado siempre relacionada, históricamente, desde los inicios de la humanidad, al problema del poder. El poder es, entre muchas cosas, una relación que distingue y jerarquiza, calificando y descalificando a la gente, en función de acceder a recursos o al trabajo gratuito o cuasi gratuito de otros.

Lo que sucede en el mundo de la diversidad sexual, es que muchas personas no hacen sino reproducir las estructuras y escalas jerárquicas que impone el poder. Pero ¿cuál poder? un proder productivo, pero que se acompaña, siempre de un poder idelógico y de dominación de género, que es patriarcal, machista y heterosexista. Es el macho de la especie quien se ha impuesto sobre la hembra, para que ésta lo sirva, dependa de él y gire en torno suyo.

Para esos fines, los machos han inventado una serie de mitos y cuentos, ya sean estos religiosos o supuestamente "científicos" que imponen criterios para fundamentar tal dominio productivo e ideologico. El gran tema es que tales criterios se convierten en dos cosas: "preconceptos de sentido común" y "prejucios". Ellos inventaron el estereotipo de lo que ES una mujer: la mujer es, ante todo, un "cuerpo" y mas precisamente, una "vagina".

En el caso de las personas trans, ese mismo criterio es utilizado por muchas para definir quien es mujer y quien no es una mujer. Desde ese criterio machista, se descalifica a quien a pesar de tener una identificación de género femenino, no tiene el "cuerpo de mujer" ni la "vagina de una mujer". No son mujeres "verdaderas". Lo mas paradógico es que esas personas han obtenido dicho "cuerpo" y dicha "vagina" mediante tratamientos hormonales e intervenciones quirurgicas, y por tanto, no son precisamente "naturales".


No hay comentarios: